TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Una tradicional manera de despedir el año en los pueblos, barrios y colonias del país es mediante la quema de los “años viejos” con el fin de fulminar en llamas todo lo malo que dejó este complejo 2021.
Y para no perder la costumbre, las esquinas de la capital se encuentran nuevamente con muñecos de saco y corbata, rellenos de papel o cartón, con la imagen de personajes reconocidos por actos reprochables o nada más para darle humor a la tradición que se realiza hoy en la medianoche con la quema de monigotes.
Gerardo Valladares afina detalles de Patricio para que luzca impecable.
Algunos elevan su imaginación y ponen en práctica sus dotes artísticos al crear figuras de animales con guerreros.
Tal es el caso del monigote que realizan en el barrio El Carrizal, donde sus creadores son unos experimentados en la materia, ya que desde el 2003 se dedican a crear estos atractivos “años viejos”.
En la casa de la familia Díaz elaboraron un furioso toro de ojos rojos que es montado por un aguerrido hombre que llevará consigo una lanza, espada y escudo, como si fuera una verdadera batalla medieval.
Los “años viejos” de Ojojona los hacen con papel, zacate, pintura, entre otros.
Según González, en la elaboración de este “año viejo” han invertido alrededor de 11 mil lempiras, la mayor parte solo en pólvora.
“Esto es como un símbolo de unidad porque mucha gente se reúne al verlos, le da alegría a los niños y se siente bonito”, dijo González.
La elaboración de estos monigotes no inicia de una semana para otra; su preparación viene desde tres o seis meses atrás, pero esto no significa que pueden ser vistos por los habitantes, ya que es revelado hasta el 31 de diciembre.
Antes de ser sacados a las calles y ser colocados en su debida tarima, el “año viejo” se encuentra en una galera cubierta de láminas o plásticos con el fin de estar ocultos durante la elaboración.
En el barrio Españita tienen listo al personaje de la película animada Coco.
Otro de los barrios que elaboró espectaculares monigotes fue El Calvario, en la casa de la familia Valladares.
Los muñecos de este lugar son de la reconocida serie animada Bob Esponja. El personaje amarillo mide más de un metro y aparenta ser real, al igual que la estrella marina Patricio, que tiene mayor altura. También se encuentran los pequeños personajes del caracol Gary y el diminuto Plancton.
Gerardo Valladares fue el creador de estos monigotes y se dedica a elaborarlos desde hace siete años.
“Acá somos diferentes y salimos de lo tradicional, de lo político. Somos más creativos y yo hasta me salgo de lo normal”, aseguró el joven.
Los del barrio Españita también destacaron con sus peculiares obras, ya que en esta ocasión crearon a dos personajes de la película animada Coco. Estos alucinantes muñecos quedarán en el recuerdo por su espléndida elaboración, ya que los meses de trabajo artístico terminarán en cenizas en la medianoche de hoy.
Los gigantescos monigotes miden entre uno y tres metros de altura.
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Y para no perder la costumbre, las esquinas de la capital se encuentran nuevamente con muñecos de saco y corbata, rellenos de papel o cartón, con la imagen de personajes reconocidos por actos reprochables o nada más para darle humor a la tradición que se realiza hoy en la medianoche con la quema de monigotes.
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Sin embargo, esta tradición tiende a ser más creativa y artística en el municipio de Ojojona, ubicado a 35 kilómetros al sur de Tegucigalpa.
En este pueblo con encanto, los protagonistas de cada monigote se salen de lo cotidiano, acá las figuras son de series o películas animadas.
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Algunos elevan su imaginación y ponen en práctica sus dotes artísticos al crear figuras de animales con guerreros.
Tal es el caso del monigote que realizan en el barrio El Carrizal, donde sus creadores son unos experimentados en la materia, ya que desde el 2003 se dedican a crear estos atractivos “años viejos”.
En la casa de la familia Díaz elaboraron un furioso toro de ojos rojos que es montado por un aguerrido hombre que llevará consigo una lanza, espada y escudo, como si fuera una verdadera batalla medieval.
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Uno de los creadores del monigote es Edgar González, quien comenzó a presumir los monigotes que han realizado de Alien, El Depredador, el Rey Escorpión, entre otros.
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Según González, en la elaboración de este “año viejo” han invertido alrededor de 11 mil lempiras, la mayor parte solo en pólvora.
“Esto es como un símbolo de unidad porque mucha gente se reúne al verlos, le da alegría a los niños y se siente bonito”, dijo González.
La elaboración de estos monigotes no inicia de una semana para otra; su preparación viene desde tres o seis meses atrás, pero esto no significa que pueden ser vistos por los habitantes, ya que es revelado hasta el 31 de diciembre.
Antes de ser sacados a las calles y ser colocados en su debida tarima, el “año viejo” se encuentra en una galera cubierta de láminas o plásticos con el fin de estar ocultos durante la elaboración.
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Otro de los barrios que elaboró espectaculares monigotes fue El Calvario, en la casa de la familia Valladares.
Los muñecos de este lugar son de la reconocida serie animada Bob Esponja. El personaje amarillo mide más de un metro y aparenta ser real, al igual que la estrella marina Patricio, que tiene mayor altura. También se encuentran los pequeños personajes del caracol Gary y el diminuto Plancton.
Gerardo Valladares fue el creador de estos monigotes y se dedica a elaborarlos desde hace siete años.
“Acá somos diferentes y salimos de lo tradicional, de lo político. Somos más creativos y yo hasta me salgo de lo normal”, aseguró el joven.
Los del barrio Españita también destacaron con sus peculiares obras, ya que en esta ocasión crearon a dos personajes de la película animada Coco. Estos alucinantes muñecos quedarán en el recuerdo por su espléndida elaboración, ya que los meses de trabajo artístico terminarán en cenizas en la medianoche de hoy.
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