TEGUCIGALPA HONDURAS.- El pasado de una nación está marcado por simbolismos históricos que pueden despertar sensaciones y sentimientos de amor en quienes se detienen a conocerlos, pues son testigos de diversos acontecimientos que contribuyeron a la formación cultural y patrimonial del país.
Los hornos españoles no son la excepción; han sido deponentes por más de 300 años sobre la riqueza de plata oculta entre los cerros y selvas de Agalteca, Cedros.
Sin embargo, sus estructuras coloniales son casi desconocidas para la mayoría de los hondureños, pues solo la maleza cubre celosamente sus viejas paredes donde a duras penas penetran los rayos del sol que se cuelan entre las hojas de los árboles.
A través del tiempo, estas obras han sabido soportar las bofetadas del viento y resistir la lluvia como si sus ladrillos cocidos estuvieran hechos para la eternidad.
Los arcos de cada construcción lucen firmes ante los ojos de quienes visitan el monumento, pues tienen estilos de arquitectura romana, herencia que trajeron los españoles a las Américas.
Al llegar a este lugar, pareciera que se retrocede en el tiempo, pues el visitante puede observar ante sus ojos vestigios de alto horno colonial utilizados por los españoles para fundir el mineral de plata que producía la zona.
Dichas estructuras fueron hechas con gran resistencia para fundir metal a través de la combustión del carbón vegetal.
Tesoro Minero
Los hornos de combustión son testigos fieles de la gran riqueza de plata existente en Agalteca, comunidad que forma parte del circuito minero que empieza en Opoteca (ahora llamado El Rosario, Comayagua), y sigue por Cedros, Santa Lucía, Tegucigalpa, Guasucarán y San Antonio de Oriente.
“Todos estos eran pueblos estrictamente mineros”, expresó el historiador Daniel Vásquez al momento que contemplaba con gran atención el antiguo monumento.
“Encontrar este horno de casi 400 años es maravilloso, pues es una estructura colonial con la que cuenta el país”, expuso el experto, mientras señalaba hacia uno de los arcos que por muchos años ha sostenido la imponente obra.
El historiador refirió que estos hornos tienen un estilo arquitectónico de influencia romana: “Recuerde que los españoles fueron invadidos en un determinado momento por el Imperio Romano, entonces, ellos tomaron toda la arquitectura que luego fue implementada en América, dejándonos también esa herencia, sobre todo en la forma de los arcos”.
Según el experto, estas construcciones fueron utilizadas en la época colonial para fundir plata, y desde entonces se mantienen en pie. Es por ello que el entrevistado hizo un llamado a las autoridades para proteger los patrimonios y darles un buen mantenimiento.
Año 1575
A finales de ese año se descubrió cerca del pueblo de Agalteca un rico filón de plata de fundición.
Agregó que todos los hondureños “debemos conocer la historia del país, entender que tenemos monumentos de muchísimos años y visitarlos en la medida que se pueda”.
Por otra parte, resaltó que una de las características del centro de Honduras en la época colonial fue la producción minera, sobre todo la plata.
“Exhorto a la Secretaría de Turismo y todas las personas encargadas a crear una ruta turística de la plata, así como hay en México y en Bolivia. Nosotros también tenemos y este es uno de los lugares que se pueden incluir”, afirmó.
Con clara de huevo
La identidad cultural hondureña es muy amplia y rica en tradiciones, mitos, cuentos y leyendas que conducen a indagar sobre aquellos hechos acontecidos en los pueblos, principalmente en vestigios históricos que a través del tiempo se han conservado.
Por ejemplo, Dennis Andrade, residente de Agalteca, y quien está al pendiente para guiar a los visitantes al patrimonio, narró que él siempre escuchó de sus abuelos y personas mayores que los hornos españoles fueron construidos a base de clara de huevo, liga de caulote (también llamado tapaculo), arena y cal.
“Desde que era muy pequeño conocí estos hornos, sé que son muy antiguos y representan algo valioso para el país. Cuando estaba en la escuela los maestros nos traían para que conociéramos más sobre este lugar”, expresó Andrade, mientras apoyaba una de sus manos en la antigua pared del monumento.
Asimismo, dio a conocer que la comunidad, empresa privada, escuelas y colegios de la zona se encargan de la limpieza y mantenimiento de la construcción.
Alto horno
“Vestigios de alto horno colonial en Agalteca”, rezaba la leyenda ilustrada con una imagen de la vieja estructura colonial al reverso del billete de 10 lempiras emitido por el Banco Central de Honduras en 1970.
Fue en esta tercera emisión que el monumento histórico pudo estar plasmado ante la vista de cada hondureño que logró adquirir este tipo de billete.
Lastimosamente, su recorrido por Honduras a través del papel moneda fue poco, pues en la cuarta emisión publicada en 1976 fue modificado y la imagen fue sustituida, saliendo en su lugar una foto panorámica de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).
Esta fue la única manera en que las hermosas estructuras coloniales se hicieron conocidas por la mayoría de hondureños, estando en la actualidad en total olvido, cubiertas por la maleza y las hojas secas de los árboles.
Visita
Agalteca es un lugar muy rico en historia minera que vale la pena conocer. Datos citados por Pastor Gómez en su trabajo “Minas de plata y conflictos de poder: el origen de la Alcaldía Mayor de Minas de Honduras (1569-1582)”, revela que sus vetas de minerales fueron descubiertas en 1575, labrándose ya para 1576 las minas Veta y Gorda y Nuestra Señora de la O.
Nombres españoles
Juan de Oñate y José de la Cruz fueron dos vecinos españoles que descubrieron minas cerca de Agalteca, Cedros.
De Tegucigalpa a Agalteca son aproximadamente 42 kilómetros de recorrido por la ruta del desvío a Mata de Plátano, pero el turista puede visitar el histórico municipio de Cedros y luego emprender su viaje a Agalteca, una ruta de aproximadamente 75 kilómetros.