Tegucigalpa, Honduras.- Tegucigalpa, una ciudad diseñada para albergar un máximo de 200,000 vehículos, enfrenta una situación crítica: a diario ingresan más de 800,000 carros, lo que colapsa el frágil sistema vial de la capital.
En este caos, las multas vehiculares se convierten en una fuente importante de ingresos para la Alcaldía del Distrito Central, pero también en un símbolo de la mala organización territorial y la falta de estacionamientos disponibles.
Mientras los conductores luchan por encontrar dónde estacionarse, las autoridades aplican multas que parecen más un castigo inevitable que una medida para tener orden.
Las cifras de recaudo
Los registros oficiales indican que la Alcaldía recaudó sumas considerables en multas vehiculares en estos últimos años.
En 2022, las infracciones más comunes fueron estacionarse en línea amarilla y sobre aceras, con sanciones entre 400 y 3,000 lempiras.
Las cifras recaudadas no son insignificantes: solo en multas por línea amarilla se recogieron 118,000 lempiras en 2022, una cifra que casi se triplicó en 2023, alcanzando L358,800.
Si se analizan mes a mes, es evidente que algunos períodos son particularmente lucrativos para las arcas municipales.
En los últimos tres años, meses como agosto y noviembre, muestran un aumento significativo en la emisión de multas, coincidencias que los expertos atribuyen al incremento de vehículos en la ciudad por actividades comerciales y eventos sociales.
El año 2023 marcó un pico en la recaudación, particular en los primeros seis meses.
Febrero y marzo destacaron con 113 y 168 multas por estacionarse en línea amarilla, representando ingresos de 45,200 y 67,200 lempiras.
Esta alza también se vio reflejado en las sanciones por estacionamiento sobre aceras, acumulando 120,000 lempiras en todo el año, con abril y mayo como los meses más altos, con un total de L54,000 y L24,000 en multas.
En lo que va de 2024, las cifras son igual de preocupantes. De enero a julio, las multas por línea amarilla sumaron 59,200 lempiras, mientras que las sanciones por estacionarse en aceras alcanzaron la cifra de L285,000.
Los datos muestran cómo, a pesar del creciente número de multas, el caos vehicular no disminuye, y la situación continúa siendo un círculo vicioso que afecta tanto a la ciudadanía como a las autoridades.
Meses críticos
Miguel Mendoza, gerente de Movilidad Urbana de la Alcaldía, explicó: “En fechas específicas, como los meses de octubre, noviembre y diciembre, se observa un aumento en las multas, más por la alta actividad comercial y la necesidad de los conductores de estacionarse cerca de los comercios”.
Según Mendoza, el fenómeno de “noviembre negro” y las fiestas navideñas crean una presión adicional sobre las zonas de estacionamiento, lo que lleva a un incremento en las infracciones.
“Las personas se desesperan por encontrar dónde aparcar y acaban incurriendo en infracciones que podrían evitarse con más opciones de estacionamiento”, aseguró el ingeniero en desarrollo urbano.
En este sentido, los meses con mayores recaudaciones coinciden con los picos comerciales y vacacionales.
En 2022, noviembre acumuló 21,200 lempiras en multas por línea amarilla y 12,000 por estacionarse en aceras.
El panorama se repitió en 2023, con octubre, noviembre y diciembre reflejando alzas similares.
Mendoza aclaró que esta situación genera preocupación no solo en términos de recaudación, sino por el desorden que sigue imperando en la capital.
“Buscamos reducir el número de infracciones, pero mientras no existan alternativas viables de estacionamiento, será muy difícil controlar la situación”, subrayó Mendoza.
Las multas solo son un paliativo pero no una solución viable para el tráfico en la ciudad.