Tegucigalpa, Honduras
Entre el 2014 a 2016, un destructor enemigo, aparte de los incendios forestales, hizo presencia en los bosques de Honduras y en particular de la capital.
Se trata del Dendroctonus frontalis, identicado así por su nombre científico, de manera común: gorgojo descortezador del pino, una plaga destructora de coníferas.
Durante ese período, y según estadísticas brindadas por el Instituto de Conservación Forestal (ICF), la plaga del diminuto insecto de tres a cuatro milímetros de largo devoró 8,574 hectáreas de bosque, siendo los tipos de pino Maximinoe, Oocarpa y Pinabete los más afectados.
Sin amenazas
Algo difícil de creer es la erradicación de la dañina plaga en un 99% de los bosques capitalinos, donde se encuentran evidencias de la destrucción al ver espacios vacíos y árboles talados regados por el suelo.
Cristel Castro, técnico del Departamento de Salud y Sanidad Forestal y asignada a la oficina Regional de Francisco Morazán, informó que los brotes del gorgojo se han detenido y lo que queda es uno que otro ejemplar de conífera afectado.
“El gorgojo es algo normal en los bosques de pino, los brotes se han detenido, para considerar un brote en más de 10 árboles a veces se nos reportan uno o dos árboles que no están plagados, no hay avances agresivos”, consideró la técnico.
En la actualidad, las actividades se enfocan en el monitoreo de los bosques y en la atención de denuncias, las que ocurren de manera esporádica.
Cuando existen sospechas de que un árbol está plagado, se acude al sitio para hacer las inspecciones respectivas y determinar si se realiza un corte, como se hacía en el pasado, para detener la expansión del gorgojo.
En caso de talar el pino, corresponderá al dueño si se tratara de un predio privado, a la Alcaldía Municipal si se tratara de terrenos ejidales y si es nacional, al ICF.
Castro informó que entre los lugares que han tenido reportes y fueron atendidos están Zambrano y San Francisco de Soroguara, en el Distrito Central, mientras que Tatumbla, Lepaterique y Valle de Ángeles a nivel departamental.
Recuperación de La Tigra
La zona de amortiguamiento del Parque Nacional La Tigra (PNLT), que comprende 12,000 hectáreas de bosque, fue una de las más afectadas.
El Dendroctonus frontalis destruyó 4,000 hectáreas de las que a la fecha se han logrado recuperar 1,500 por medio de la regeneración natural.
Otras 500 hectáreas se han reestablecido por medio de un programa fuerte de completación o plantación inducida, donde han participado la sociedad civil, Fuerzas Armadas (FF AA) y el ICF.
“La preocupación debería ser cuidar la regeneración natural, no permitir un cambio de uso de suelo ya sea por agricultura o crecimiento urbano”, declaró Carlos Espinal, director de la Fundación Amigos de La Tigra (Amitigra).
Agregó que la principal amenaza de este pulmón son los grupos de personas que llegan a construir sin control en las comunidades de Primavera y Limones.