Tegucigalpa, Honduras.- Cada día, más de 150 personas cruzan las puertas del Centro Integral de Salud (CIS) de la colonia 3 de Mayo con la esperanza de recibir una atención o servicio médico de calidad.
Lo que encuentran, sin embargo, es un reflejo desolador de la decadencia del sistema de salud público en Honduras.
Techos en mal estado, ausencia de agua potable y un edificio deteriorado son el escenario para los pacientes que buscan alivio en un centro que parece olvidado por la jefatura de la Región Metropolitana de Salud (RMS).
A pesar de los esfuerzos de la Alcaldía del Distrito Central, que intentó mejorar las condiciones del lugar colocando nuevas láminas, la RMS, bajo la dirección de Gilberto Ramírez, falló en su deber de cuidar las mejoras.
Las láminas viejas siguen acumulando polvo en la entrada sin haber sido removidas del paso, mientras que el personal del CIS se enfrenta a amenazas y represalias si levantan la voz.
“No queremos problemas, mejor consúltele al jefe de la Metropolitana de Salud si nos permite hablar del tema”, contestó Rosalinda Rubio, directora del CIS de la colonia 3 de Mayo, quién en conocimiento de EL HERALDO está demandada por la RMS.
Los pacientes dieron declaraciones, sin embargo, pidieron que se les colocara un nombre genérico por el de ellos por temor a represalias.
Doña Elvira Mendoza, una señora de 68 años que padece hipertensión, contó con lágrimas: “He venido desde hace 10 años a este centro y nunca había visto un abandono tan grande.
Los doctores hacen lo que pueden, pero ¿quién nos cuida a nosotros? Si no fuera por ellos, estaríamos peor”.
Otro paciente, Mario Rivera, joven de 25 años, resaltó que “aquí venimos porque no tenemos para pagar en otro lado, pero a veces uno se siente como si fuera menos que un animal.
No hay agua, no hay buenos techo, pero la enfermedad no espera por nosotros”.
Los héroes anónimos CIS
A pesar del abandono y las pésimas condiciones, los médicos y el personal del centro levantan el rostro del establecimiento.
Son ellos quienes, con recursos propios, adquirieron una impresora para mejorar la atención al público y también le dan una mano de pintura a todo el plantel.
“Compramos la impresora porque el centro lo necesitaba”, explicó una fuente cercana al personal, que también pidió no ser identificada. “Pero en lugar de agradecernos, recibimos amenazas de despido. }
Aquí nadie puede tomar decisiones sin la autorización de la RMS, incluso si es para mejorar el servicio”.
El jefe de la RMS se esconde
Obtener respuestas del doctor Gilberto Ramírez es un desafío. En múltiples ocasiones, EL HERALDO intentó contactarlo, a través de llamadas, visitas a su oficina o incluso abordándolo en persona, pero su respuesta es siempre la misma: “No puedo hablar” o ignora las consultas.
Mientras tanto, Ramírez permanece en silencio, los fondos, que el CIS envía a la RMS, desaparecen y las láminas siguen sin moverse, el centro de salud se deteriora a la misma velocidad que la esperanza de quienes lo frecuentan al no ver un actuar del gobierno ni de la Región Metropolitana.
Los pacientes esperan que las condiciones en su establecimiento mejoren porque ellos también pagan impuestos.