TEGUCIGALPA, HONDURAS.- El respeto a la bioseguridad fue una de las medidas bajo las cuales la Secretaría de Educación (Seduc) y el Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (Sinager) dieron luz verde a las clases semipresenciales.
Actualmente, 500 centros educativos de Francisco Morazán están bajo esa modalidad, mientras que 1,500 están en revisión. Pero la mayoría de ellos no cuenta con las condiciones de bioseguridad para que el retorno a las aulas de clases sea completamente seguro, tal y como lo proyectó la Seduc. Esas falencias en centros educativos públicos evidencian lo expuestos que los menores de edad están ante un posible contagio de covid-19.
Así lo constató EL HERALDO durante un recorrido por tres centros educativos del Distrito Central, cuya voluntad y esfuerzo de docentes y padres de familia por mantener a los pequeños en las aulas de clases se evidenció durante la visita.
La falta de recursos por parte de la Secretaría de Educación hace que la semipresencialidad sea un proceso complejo y con menor nivel de confianza.
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Sin condiciones
En el Centro de Educación Básica (CEB) Monseñor Jacobo Cáceres, ubicado en la Aldea Suyapa, las fuerzas vivas de ese sector más donantes particulares son los únicos responsables de que los 520 educandos bajo la modalidad semipresencial reciban una mascarilla o tengan acceso a alcohol gel durante su jornada de estudios.
Por su parte, la Seduc hace varias semanas hizo entrega de un lote de mascarillas de tela, cloro y jabón líquido, pero con esos recursos no se puede desinfectar a los niños, cuestionó Deysi Brenes, subdirectora de ese centro educativo, al tiempo que alertó que se están quedando sin el material de bioseguridad que los donantes les entregaron.
La docente explicó que a diario se realizan jornadas de limpieza en las instalaciones del centro educativo. Para ello se suman los padres de familia, a quienes también se les dota de mascarillas y así evitar contagios de covid-19, enfatizó Brenes. En la comunidad de Mateo, donde se ubica la Escuela Rómulo E. Durón, viven una similar situación.
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Los 152 alumnos de básica ya recibieron la primera dosis de la vacuna anticovid, no obstante, las pequeñas instalaciones del centro educativo no permiten que todas las secciones se dividan por grupos, lo que da lugar a la aglomeración de menores en un mismo espacio.
Como medida, los docentes se encargan de la vigilancia de los pequeños para evitar que estos se quiten la mascarilla durante la jornada de clases y hagan uso continuo del alcohol gel, pero la falta de esos recursos impide que la labor sea repetitiva.
Carmen Aroca, directora de la Rómulo E. Durón, evidenció que la Seduc no les ha dotado de mascarillas y los pocos insumos con que cuentan han sido gracias a las donaciones que ellos mismos han gestionado. Frente a ese escenario, solicitó a la población capitalina y empresa privada que se sumen con un donativo en material de bioseguridad para mejorar las condiciones en que los pequeños reciben clases semipresenciales.
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A pocos metros, en la aldea Las Tapias, Jessica Turcios, subdirectora de la Escuela Miguel Morazán, relató la impotencia que como docentes sienten ante la indiferencia de las autoridades en la entrega de materiales de bioseguridad. Cuatro escobas y un bote de alcohol fue el material que la Seduc envió recientemente para suplir las necesidades de los 234 educandos matriculados en ese centro educativo.
A través del departamento de comunicaciones de la Seduc se conoció que el gobierno anterior no dejó prevista y aprobada una línea presupuestaria para dotar de material de bioseguridad a los centros educativos, por lo que se trabaja con base en donaciones.
Asimismo, aclararon que sí están entregando material de bioseguridad conforme al orden de llegada de las solicitudes que hacen los directores de centros educativos.
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