Tierra Adentro

Tierra Adentro: Guaimaca, el hogar de las reservas biológicas sin explorar

El municipio, asentamiento de la comunidad menonita, celebra la feria a la virgen de Santa Rosa de Lima

31.08.2018

GUAIMACA, HONDURAS.- El sol tenía apenas unas horas de haber salir y el ambiente de fiesta resonaba en todo el pueblo. Las calles definitivamente eran un carnaval, pues lo habitantes de Guaimaca, en Francisco Morazán, celebraban la feria a la virgen de Santa Rosa de Lima.

Con el sonido de la música cada rincón de l parque central invitaba a quedarse, en especial por el olor a carne asada, yuca frita, tajaditas y pupusas con encurtido.

Frente al parque se encuentra la iglesia, un vestigio repleto de tallados en su exterior. Pese a que no es una zona colonial, al costado esta ubicada la Alcaldía Municipal, que también tiene una de las mejores estructuras.

Y aunque la fería me llamaba, también quería seguir la ruta, así que visité la colonia de los menonitas (descendientes de los amish), un asentamiento ubicado a 10 minutos del centro de Guaimaca, donde viven al menos 40 personas descendientes de tres familias.

En ese lugar me sentí como en otro país, pues sus casas están totalmente detalladas y en su mayoría son de madera, construidas en un terreno plano y lleno de pasto.

VEA: La ruta del viento y un recorrido por el paseo del barro en Francisco Morazán

En medio de la colonia se encuentra la paradisíaca laguna de los menonitas, donde los turistas pueden pescar tilapia, pagando un simbólico precio, pero lo mejor es que no importa la cantidad de peces que saquen, el pago será el mismo por una hora.

Lastimosamente en ese sitio no se podía nadar, así que decidí conocer la laguna La Esmeralda, una fuente natural que se alimenta de quebradas subterráneas.

Una familia se encontraba bañando y yo me ví tentada por sumergir mis pies en el agua, así que me quité mis zapatos y decidí remojarlos.

Solo segundos después de disfrutar el agua, uno de los jóvenes en el lugar comenzó a realizar piruetas desde un árbol -yo estaba paralizada- del que segundos después se lanzaría sin titubear, pero no era algo raro porque era parte de la diversión.

LEA: El Lago de Yojoa, uno de los ecosistemas más completos en el mundo

Después de bajar guayabas y ciruelas de varios árboles decidí seguír con la ruta y visité uno de los encantadores talleres de madera.

Mis ojos brillaron al observar una enorme silla roja, en ese momento pensé en tomarme una fotografía sobre ella, sin saber que subirme sería aún más difícil.

En el taller habían diseños totalmente originales, y según indicaron los mismo vendedores, se pueden hasta personalizar.

Una cascada recién descubierta en la Reserva Biológica de Misoco.


A eso de las 2:30 de la tarde el cielo ya se observaba nublado, pero eso no impidió que tomara la iniciativa de conocer la reserva El Chile y la de Misoco, una ubicada al norte y la otra al sur del municipio de Guaimaca.

En un vehículo, junto a mi compañero, me dirigí a la reserva de Misoco, ubicada a 30 minutos del centro de Guaimaca y a esto le sumamos al menos 30 minutos de caminata. El trayecto fue hermoso, el clima llegaba a los 29 grados centígrados y en medio de la naturaleza, propicia para los mosquitos -mis brazos y rostro aún lo sienten- así que les recomiendo llevar repelente.

Después de varios kilómetros caminando, los visitantes pueden llegar hasta una cascada que fue descubierta hace algunos días.

La Reserva Biológica de Misoco también cuenta con diversidad de animales silvestres y flora excepcional.

Otro de los sitios que no deben dejar de visitar es la reserva de El Chile, una de las más elevadas en la zona, su punto más alto alcanza los 2,200 metros sobre el nivel del mar, pero la vista desde su cima es totalmente celestial.

Además es rica en minerales, en especial el marmol, que se observa en las calles.

Según las autoridades, ambas reservas biológicas son prácticamente vírgenes, pues no han sido exploradas en su totalidad.