De acuerdo con las informaciones, la familia de Rafael Fernández pagó al conductor de la carroza 200 dólares para trasladar el cuerpo, sin embargo, este lo dejó frente al cementerio de la comunidad de López, en el municipio de Baitoa, en Santiago y huyó del lugar.
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Los medios locales reportaron sobre el ataúd con el cuerpo dejado en la calle, lo que causó indignación e impotencia entre los parientes del difunto.
Tras el hecho, la familia, quien tampoco se atrevió a tocar el cajón con el cuerpo de su pariente, llamó al Ministerio de Salud Pública para que lo sepultara, no obstante, este ente también se negó.
Al final, fue un mayor del Ejército Nacional, quien junto a la Cruz Roja de Santiago, sepultaron al hombre sin la presencia de familiares.
Hasta el momento se desconoce si la persona murió por la enfermedad, debido a la larga lista de personas a quienes se les realiza la prueba.
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