Imagino que todos hemos leído alguna vez al menos una noticia viral de la sorprendente rebaja de peso de jóvenes en otras partes del mundo. Pongamos un freno. Tenemos casos reales en Honduras.
Aquí es donde entra en escena Josafat Izaguirre, un joven hondureño que es testimonio real sobre cómo la autodisciplina, la determinación y el esfuerzo son la mejor fórmula para desaparecer la grasa de un cuerpo obeso.
La gente no da crédito de su sorprendente transformación cuando Izaguirre sube las fotos de su adolescencia, marcada por la obesidad, junto a las imágenes de su estado físico actual.
Problemas de obesidad
Izaguirre llegó a pesar 302 libras cuando apenas tenía 15 años y cursaba el tercer curso del colegio... ¡302 libras a los 15 años!
En términos de nutrición, eso se traducía en un Índice de Masa Corporal (IMC) del 46 o 52 por ciento, recordó el joven.
Para que entendamos el problema, la Organización Mundial de la Salud (OMS) determina que el sobrepeso se produce cuando se supera el 25 de IMC, mientras que la obesidad arriba de los 30 puntos.
En lugar de los problemas físicos, el joven confiesa que sufría más por el detonante emocional de ser el 'chico gordo' de la clase y el barrio. 'Era como que a veces no quisieras seguir viviendo y eso hasta me afectaba en mis amistades y relacionarme con las mujeres', relata a ElHeraldo.hn
Agregó, como recordando esos momentos tristes, que 'era objeto de burla, cuando te das cuenta que la ropa no te quedaba, te sentís acomplejado'.
Un punto de quiebre fue cuando en el 2007 asistió el médico y le lanzó una frase lapidaria: 'Usted se va a morir'. Lo puso entre las flores del cementerio o un prometedor futuro por delante.
Manos a la obra
Después de escuchar esa sentencia de muerte, Josafat inició un período de dieta estricta, aunque no fue fácil. Sus compañeros dan fe que botaba a la basura las verduras de la merienda en el colegio.
Sin embargo, enderezó el camino y año y medio después obtuvo los frutos de su régimen alimenticio: ¡192 libras! ¡Increíble! Eliminó 110 libras que no solo era grasa... era baja autoestima, depresión y un coctel emocional de vivir acomplejado frente al mundo.
Había perdido peso, pero su cuerpo estaba flácido, su piel colgaba como el resto de su ropa. Era el momento de cambiar el rumbo y entrar al mundo del ejercicio y las pesas. Se enamoró del gimnasio.
'Lo hice por estética primero, pero ya después con el tiempo tu perspectiva cambia. Por ejemplo, te das cuenta que a las mujeres no les atrae eso', reflexionó.
Un par de años sometido a las rutinas de pecho, espalda, brazo y pierna, ahora Josafat puede presumir de un cuerpo escultural de 255 libras. En efecto, más libras, pero apenas con 25 de Índice de Masa Corporal, casi la mitad de su punto inicial.
Graduado como licenciado en Derecho y trabajando en el área legal de un banco, la vida de este joven marca pauta de un futuro exitoso, pero pocos sabían de las horas de sudor y la dieta estricta en su pasado reciente.
¿A los demás que sufren lo mismo? 'La autodisciplina y la fuerza de voluntad es fundamental (...) El mejor peso es donde uno se sienta cómodo y querido', cerró.
