VIENA, AUSTRIA.-Viena recibió unos huesos, presuntamente fragmentos del cráneo del compositor alemán Ludwig van Beethoven, fallecido en Austria en el siglo XIX, y los expertos esperan averiguar las causas de su sordera y de su muerte.
“Su lugar está aquí, en Viena”, declaró el jueves en una rueda de prensa el empresario estadounidense Paul Kaufmann, que donó estas reliquias a la Universidad de Medicina de la ciudad.
Los heredó en 1990 y estaban dentro de una caja fuerte de un banco de la Costa Azul francesa.
“Había muchos tesoros, incluida esta caja con la inscripción ‘Beethoven’ en la superficie”, explicó.
Los diez trozos de hueso habían pertenecido a su ancestro Franz Romeo Seligmann, un médico vienés que participó en 1863 en la exhumación del esqueleto del compositor con fines científicos.
Luego fueron pasando de generación en generación, cambiando de país porque la familia huyó del nazismo.
Tras unos análisis para confirmar su autenticidad, cuyos resultados llegarán en unos diez meses, se llevarán a cabo investigaciones para intentar saber más sobre la causa de las numerosas patologías que sufría.
“Ese era también el deseo de Beethoven. No se trata de conservar una reliquia en una caja”, dijo el médico forense Christian Reiter.
En 1802, en una carta dirigida a sus hermanos, el compositor explicó que quería que su enfermedad fuese descrita tras su muerte y hecha pública.
Pero dos siglos después, las causas de su deceso, ocurrido el 26 de marzo de 1827 cuando tenía 56 años, siguen siendo un misterio.
Estos pedazos de hueso fueron examinados con rayos X en 2005 en Estados Unidos y se llegó a la conclusión de que el compositor podría haber sido víctima de una intoxicación por plomo, lo que explicaría sobre todo los problemas digestivos que padecía.
En aquella época, la gente solía beber en vasos de ese metal, y en los tratamientos médicos se utilizaba muchas veces plomo y mercurio.
Pero en marzo se publicó un estudio basado en el análisis de ADN de su cabello, que reveló una fuerte predisposición a las enfermedades hepáticas y una infección de hepatitis B al final de su vida.
Sin embargo, los investigadores aún no han podido esclarecer las causas de su sordera progresiva.