Los cerdos buscan comida en jardines y granjas, derribando botes de basura y dejando un rastro hediondo de orina y heces, con la escala ocasional para bañarse en baches llenos de agua de lluvia.
Las antiguas mascotas o sus descendientes se reproducen a una tasa tal que la isla declaró el año pasado una emergencia de salud para que las autoridades federales pudiesen comenzar a erradicarlas.
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Es la más reciente especie no nativa en invadir las comunidades en Puerto Rico, como sucedió previamente con iguanas y caimanes, aunque los cerdos han resultado especialmente difíciles de controlar y no pueden ser sacrificados para alimento porque portan numerosas enfermedades.
Equipos procedentes de Georgia, Alabama y Florida ayudaron a retirar 500 cerdos en cuatro días en agosto, pero los animales son tan numerosos y están tan diseminados que las autoridades tuvieron que reunirse para elaborar un nuevo plan que lanzaron hace varias semanas, dijo Gustavo Olivieri, supervisor asistente para el distrito del Caribe en el Servicio de Inspecciones de Salud Animal y de Plantas en el Departamento de Agricultura de Estados Unidos.
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Olivieri, aludiendo a centenares de cerdos concentrados en un área pobre de San Juan, la capital, dijo que las autoridades se dieron cuenta de que había muchos más animales que lo anticipado.
El problema comenzó hace unos cinco años cuando la gente comenzó a comprar los cerdos como mascotas sin saber que crecían hasta alcanzar 115 kilogramos (250 libras) o más. Olivieri dice que los cerdos se multiplicaron cuando el poderoso huracán María azotó a isla en septiembre del 2017 porque algunos cerdos se escaparon de su confinamiento y otros fueron soltados por sus dueños.
Aunque no hay cifras oficiales, Olivieri estima que hay ahora miles de cerdos vietnamitas deambulando por Puerto Rico, con 67 de las 78 municipalidades reportando haberlos visto.
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