Betsy Ayala (34) siempre había sufrido de ansiedad; su medicina era la comida. Aunque desde niña batalló con el exceso de libras, para cuando llegó a la universidad, pesaba 209.
El panorama se complicó cuando dio a luz a su hija Isabella, en 2013. Para ese entonces llegó a pesar 260 libras.
“Después de que tuve a mi hija estaba más gorda que nunca (…) y sufría de depresión posparto y ansiedad”, indicó la mujer al Daily Mail.
Seis meses después, Ayala tuvo que lidiar con un peso mayor: el de la infidelidad de su esposo con el que llevaba 14 años de casada. La mujer descubrió el engaño por mensajes entre su pareja y la amante a través de Facebook en los que la llamaban “vaca”, entre otros calificativos despectivos.
Pero dice un refrán que “no hay mal que por bien no venga”. Ese mala experiencia fue lo que motivó a la estadounidense a someterse a un estricto régimen alimenticio y de ejercicios para bajar de peso. Ayala perdió más de 100 libras, y hoy es otra.
'Yo lloraba después de cada rutina de ejercicios y fue ahí cuando determiné que esto no me iba a definir y que iba a cambiar por mí y por mi hija”, indicó la mujer. “Yo quería que ella estuviera orgullosa de su mamá y ser un ejemplo para ella”, agregó.
La pareja se divorció, pero hasta el día de hoy, Ayala agradece a su exesposo el “bullying”. Asegura que lo perdonó, ya que su actitud la ayudó a conocerse a ella misma.
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Betsy Ayala (34) siempre había sufrido de ansiedad; su medicina era la comida. Aunque desde niña batalló con el exceso de libras, para cuando llegó a la universidad, pesaba 209.
El panorama se complicó cuando dio a luz a su hija Isabella, en 2013. Para ese entonces llegó a pesar 260 libras.
“Después de que tuve a mi hija estaba más gorda que nunca (…) y sufría de depresión posparto y ansiedad”, indicó la mujer al Daily Mail.
Seis meses después, Ayala tuvo que lidiar con un peso mayor: el de la infidelidad de su esposo con el que llevaba 14 años de casada. La mujer descubrió el engaño por mensajes entre su pareja y la amante a través de Facebook en los que la llamaban “vaca”, entre otros calificativos despectivos.
Pero dice un refrán que “no hay mal que por bien no venga”. Ese mala experiencia fue lo que motivó a la estadounidense a someterse a un estricto régimen alimenticio y de ejercicios para bajar de peso. Ayala perdió más de 100 libras, y hoy es otra.
'Yo lloraba después de cada rutina de ejercicios y fue ahí cuando determiné que esto no me iba a definir y que iba a cambiar por mí y por mi hija”, indicó la mujer. “Yo quería que ella estuviera orgullosa de su mamá y ser un ejemplo para ella”, agregó.
La pareja se divorció, pero hasta el día de hoy, Ayala agradece a su exesposo el “bullying”. Asegura que lo perdonó, ya que su actitud la ayudó a conocerse a ella misma.