TEGUCIGALPA, HONDURAS.- La pérdida brusca del olfato -que se conoce como anosmia- es uno de los principales síntomas que tiene la población para distinguir que tuvo covid-19.
Hay pacientes que adquieren la infección por el coronavirus y sufren la pérdida del olfato aun sin sentir congestión de la nariz. Antes de la pandemia se sabía que otros virus -como el de la gripe- podían alterar el olfato, pero hay científicos que se han puesto a desentrañar cómo es que lo impacta el coronavirus.
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La pérdida del olfato es común y a menudo el primer síntoma de una infección. Por lo tanto, cuando la persona tiene ese síntoma debe sospechar de la posibilidad de tener la infección y hacerse el test. La mayoría de las veces el gusto también se ve afectado, ya que el olfato y el gusto trabajan juntos para crear el sabor.
Las 5 claves sobre hallazgos científicos:
1.- El coronavirus no puede entrar en células olfatorias
Los científicos estudian los mecanismos biológicos que llevan a la alteración del olfato. Las neuronas que detectan los olores no tienen los receptores que el coronavirus utiliza para entrar en las células. Por lo cual, se generó un debate sobre si igualmente ese tipo de neuronas podían infectarse.
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Un nuevo estudio del Instituto Zuckerman y el Centro Médico Irving de la Universidad de Columbia en Nueva York; la Facultad de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York; la Facultad de Medicina Icahn del Monte Sinaí en Nueva York; Baylor Genetics en Houston; y la Facultad de Medicina de la Universidad de California en Davis demostraron que el coronavirus no puede infectar a las células nerviosas que detectan los olores.
Descubrieron que el coronavirus ataca a otras células de soporte que recubren la cavidad nasal. Indirectamente afecta a las neuronas y la infección dispara una inflamación que sí afecta a las células olfatorias.
2.- La infección dispara una inflamación que sí afecta a las células olfatorias
Si bien el coronavirus no ingresa en las células que detectan los olores, la infección tiene su impacto posterior. Puede gatillar un mecanismo de inflamación que causa estragos en los receptores del olfato. Esos receptores son unas proteínas situadas en la superficie de las células nerviosas de la nariz que detectan y transmiten información sobre los olores.
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Además del olfato, ya también se ha encontrado que muchas complicaciones del covid-19 parecen estar causadas por la reacción del mismo sistema inmune del paciente, que responde a la infección inundando el torrente sanguíneo con unas proteínas que pueden dañar los tejidos y los órganos. El proceso se conoce como “tormenta de citoquinas”.
3.- La pérdida del olfato puede variar en su duración
El equipo de científicos de los Estados Unidos que hizo el estudio se basó en un modelo de experimentación con hámsters dorados ifectados de covid-19. A través del experimento, los investigadores averiguaron que el virus no invadió las neuronas.
Sólo entró en las células que desempeñan funciones de apoyo en el sistema olfativo, pero afectó indirectamente a las neuronas cercanas y esto provocó la pérdida de olfato. De acuerdo con Marianna Zazhytska, becaria postdoctoral en el Instituto Zuckerman y una de las primeras autoras del artículo, junto con una estudiante de posgrado, Albana Kodra, “no es el virus en sí mismo el que provoca toda esta reorganización, sino la respuesta inflamatoria sistémica. Las células nerviosas no albergan el virus, pero no hacen lo que hacían antes”.
4.- Se puede volver a tener un buen olfato
La capacidad de los receptores olfativos para enviar y recibir mensajes se ve alterada en algunos pacientes por el coronavirus. Pero las neuronas relacionadas con el olfato no mueren. Por lo cual, el sistema puede recuperarse una vez resuelta la enfermedad.
5.- La alteración del olfato puede afectar la salud mental
Hubo y hay diferentes estudios en marcha sobre el impacto del covid-19 en la salud mental de la población, tanto en los afectados como en los que no han adquirido aún la infección.
En un estudio con ratones anterior a la pandemia, los investigadores habían eliminado el sentido del olfato de los animales. Esto aumentó el comportamiento depresivo y disminuyó el comportamiento ansioso. También otro estudio en el que participaron adultos mayores de Corea había encontrado que los individuos “con una función olfativa gravemente deteriorada mostraban un grado de depresión significativamente mayor”.