TEGUCIGALPA, HONDURAS.- A raíz del confinamiento tenemos mayor necesidad de respirar aire puro y pasar el menor tiempo posible en casa. Un hecho que explicaría la creciente inclinación por realizar actividades en el medio natural.
Ronerd Zaldaña, entrenador y coach de vida, sostiene que hay beneficios inherentes a esta práctica. Por ejemplo, es un antidepresivo natural. El ejercicio al aire libre puede ayudar a prevenir el trastorno afectivo estacional (SAD), la depresión y la ansiedad.
La luz del sol aumenta naturalmente la serotonina, la hormona de la felicidad, y el ejercicio en sí mismo produce endorfinas, otra hormona que procura el bienestar y que mejora su estado de ánimo y reduce el dolor.“
De igual forma, la vitamina D que sintetizamos durante el entrenamiento tiene grandes beneficios sobre la salud de los huesos, músculos y la función del metabolismo, así como en la prevención de enfermedades cardiovasculares. La luz solar aumenta la activación de la vitamina D”, explica.
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Por otro lado, el entrenamiento en un entorno natural genera mayor disposición a la actividad física, “aunque depende de cada persona, fuera de un espacio físico se entrena más. Siempre se encuentra unos minutos al día para salir a la calle y correr un poco. Es para los perezosos y para los que les cuesta llegar hasta el gimnasio”, dijo.
También implica un mayor desafío. En un terreno al aire libre, en constante cambio, su cuerpo se ve más desafiado que cuando lo hace en una superficie interior plana. Y en suma, proporciona alivio mental.Muchos se presionan por perder peso o definir su cuerpo. Sin embargo, según el experto, el ejercicio al aire libre se siente más como algo satisfactorio que como un deber.