Tegucigalpa, Honduras.- El momento en que una persona recibe un diagnóstico de diabetes es un punto de inflexión que trasciende más allá de lo físico, pues también repercute en su estado emocional y social.
Y aunque el proceso depende de cada caso y persona en particular, el golpe de la noticia puede remover esas rutinas diarias y las metas fijadas a largo plazo.
“Las personas que reciben la noticia sobre una enfermedad pasan por un proceso de duelo, una pérdida de sus expectativas de vida, anhelos e ideas sobre su futuro; pasan de la confusión al enojo hasta que llegan a aceptar su enfermedad”, explicó la psicóloga Sharon Brenes.
En este punto, no se espera que la persona esté emocionalmente bien de un momento a otro, sino que tenga su espacio para acoplarse, aprender y construir un nuevo paradigma de vida.
La experta sostiene que “la aceptación es indispensable para que el paciente pueda comenzar a generar cambios significativos en su estilo de vida y que tenga una buena adherencia al tratamiento”, subrayando, además, la importancia de una transición consciente y proactiva.
Medidas de apoyo
La intervención psicológica temprana debe enfocarse en ofrecer herramientas para la gestión de emociones y, a través de un proceso de psicoeducación, facilitar el conocimiento necesario para que la persona se apropie del tratamiento.
Al abordar los patrones de pensamiento no saludables, permite al paciente construir estructuras mentales que promuevan emociones y conductas más adaptativas para arraigar la idea de que la diabetes no es el fin de los sueños.
Con el acompañamiento adecuado, cada día puede avanzar para lograr un equilibrio que trascienda el diagnóstico y le permita una vida más plena, más consciente y más humana.
Porque sí, para que los pacientes con diabetes puedan cuidar su salud mental mientras se enfrentan a los retos que el padecimiento trae consigo, deben “aceptar que tienen una enfermedad, pero también entender que sus vidas no han terminado con ese diagnóstico”, finalizó la entrevistada.
La experta
.