La depresión no es asunto de actitud; ¡se trata de salud mental!

Desequilibrios en neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, además de predisposiciones genéticas y cambios hormonales, son condicionantes

  • 18 de septiembre de 2024 a las 15:10
La depresión no es asunto de actitud; ¡se trata de salud mental!
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TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Factores biológicos, psicológicos y sociales condicionan a algunas personas por encima de otras a enfrentarse a episodios de depresión. No obstante, lamentablemente hay quienes siguen creyendo que se trata de un tema de actitud y fuerza de voluntad.

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Esta idea errónea suele sustentarse en mitos o desconocimiento sobre el tema. A menudo, quienes no comprenden la depresión como un trastorno de la salud mental, la confunden con tristeza momentánea o altibajos normales de la vida. Casi como decir, “están tristes porque quieren” o “ya se les pasará”.

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Sin embargo, la depresión es una condición médica que altera el funcionamiento del cerebro, afectando el estado de ánimo, el pensamiento, el comportamiento y el bienestar físico. No es algo que se pueda “superar” solo con un cambio en la visión de la vida.

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La psicóloga Diana Nicole Lozano apunta que “se trata de un trastorno mental que afecta negativamente la forma en que una persona vive su día a día, ya que todo su nivel cognitivo, afectivo, somático, interpersonal y conductual se ve involucrado”.

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Según la experta, esta condición se caracteriza por una profunda sensación de tristeza, pérdida de interés en actividades que antes eran placenteras, y una disminución de la energía.

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“Llegan al punto de disociarse, forzarse a mostrar su mejor imagen, y a fingir estabilidad y felicidad inexistentes. A menudo, quienes la padecen también experimentan problemas con el sueño, el apetito y la concentración”, detalla.

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En ese sentido, desmitificar la percepción en torno a las enfermedades mentales, incluida la depresión, es preciso y permite ofrecer mayor oportunidad de que las personas afectadas busquen la ayuda idónea.

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Incluso, el estigma también puede llevar a familiares y amigos a no ofrecer el apoyo necesario, creyendo que la persona simplemente no está “poniendo de su parte”, actitudes que solo empeoran la situación y dificultan la recuperación.

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Además de que la falta de empatía los lleva a minimizar el hecho de que alguien deprimido tiene problemas para cumplir con sus responsabilidades diarias o interactuar de manera “normal”, lo que acaba por dañar relaciones.

Nadie le diría a alguien con diabetes que mejore su “actitud” para que su cuerpo produzca insulina; lo mismo debería aplicarse a las enfermedades mentales.

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Situaciones de duelo como la pérdida de un ser querido, frustraciones en los proyectos de vida o las aspiraciones laborales, fracasos académicos, transitar por un trastorno neurológico o de personalidad y cualquier estresor que obligue a las personas a salir de su zona de confort son escenarios condicionantes.

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“Aunado a ello, la disminución de los niveles de neurotransmisores como la serotonina, la dopamina y la noradrenalina juega un papel crucial en la regulación del estado de ánimo. En la depresión, puede haber un desequilibrio o disminución de estos químicos, lo que afecta la capacidad del cerebro para regular las emociones y generar sensaciones de bienestar”, subraya la experta.

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El cerebro no funciona igual

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La experta explica que la plasticidad neuronal, es decir, la capacidad del cerebro para cambiar y adaptarse, puede estar disminuida en la depresión.

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“Esto impide que el ser humano genere respuestas oportunas e inmediatas, desde sus necesidades básicas como comer, dormir y hasta eficientizar su ida al baño, dando paso a no autorrealizarse e incluso considerar el suicidio”.

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Melissa López
Melissa López
Coeditora de la sección Vida

Licenciada en Periodismo por la UNAH. Redactora y editora de contenido utilitario, cultural, social, tecnológico y de entretenimiento para impreso, digital y multimedia. Más de seis años de experiencia en coberturas nacionales e internacionales.

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