Tegucigalpa, Honduras.- Como una sociedad que vive en constante apego a las redes sociales nos acostumbramos a correr y a medir nuestro éxito con vara ajena, olvidándonos de que el verdadero crecimiento no sigue un camino lineal y mucho menos rápido.
Pero este estado de urgencia no es más que resultado de la tecnología, esa ventana que nos permite interactuar con la vida “perfecta” de los demás que, desde nuestra realidad, nos hace cuestionarnos y abrumarnos con comparaciones.
¿Por qué no soy yo quien logra todo eso tan rápido? ¿Por qué si me esfuerzo tanto no tengo un éxito igual? La psicoterapeuta Helen Maradiaga apunta que “esta presión que nos autoimponemos o que el entorno nos inculca genera ansiedad y con ella muchos pensamientos intrusivos que en lugar de ayudarnos nos limita y nos altera la realidad”.
Y si a este éxito que no llega cuando queremos le sumamos problemas de autoestima, la ecuación es igual a frustración e incluso depresión.
“El principal error es que muchos creen que lo que vemos en redes sociales es perfecto, pero no se detienen a cuestionar si eso que admiramos está basado en una realidad completa o si solo son fragmentos de la vida cuidadosamente seleccionados para compartir”, mencionó Maradiaga, quien sugiere empezar a “liberarnos de ese ciclo”.
Para lograrlo es necesario “respetarnos a nosotros mismos, nuestros tiempos y esfuerzos”, y también reconocer cada triunfo por pequeño que parezca.
“Es importante recordar que el verdadero reto que tenemos que superar en esta realidad apresurada es aprender de los procesos para que cuando se llegue a la meta se tengan claras las razones y los pasos que lo hicieron posible”, cerró la entrevistada.