Tegucigalpa, Honduras.- Para las personas con diabetes o aquellas que buscan prevenirla, no basta con controlar la glucosa; las proteínas y las grasas también desempeñan un papel clave.
Según la Federación Internacional de Diabetes (IDF), uno de cada 11 adultos en el mundo vive con algún tipo de diabetes, lo que equivale a más de 400 millones de personas.
De estos casos, el 90% corresponde a diabetes tipo 2. Sin embargo, muchos desconocen las pautas alimentarias esenciales para prevenir complicaciones graves.
En términos generales, las recomendaciones alimentarias no son tan diferentes de las sugeridas para una dieta saludable: consumir frutas y verduras de bajo índice glucémico (IG), granos integrales, nueces y semillas, mientras se evita los alimentos procesados.
No obstante, el enfoque para prevenir la diabetes es más complejo. Comprender cómo se desarrolla la enfermedad ayuda a enriquecer estas pautas y a disipar ciertos mitos.
De acuerdo con la IDF, los alimentos que elevan la glucosa en sangre desencadenan una liberación excesiva de insulina, lo que a largo plazo aumenta el riesgo de diabetes y dificulta su control.
Además, aunque la fructosa, que representa el 50% de los azúcares añadidos, tiene un impacto mínimo sobre la glucosa y la insulina, investigaciones han mostrado que también contribuye al desarrollo de la enfermedad.
La fructosa es adecuada en pequeñas cantidades a través de alimentos que se digieren lentamente, como las frutas, cuando está en alimentos y bebidas muy endulzadas puede estimular al hígado a producir más grasa, lo que incrementa el riesgo de diabetes.
Los hábitos que le serán de utilidad
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha emitido varias recomendaciones sobre hábitos alimenticios que ayudan a prevenir la diabetes, especialmente la tipo 2, relacionada con el sobrepeso y la obesidad. Algunas de las principales recomendaciones incluyen:
-Limitar el consumo de grasas: La OMS sugiere reducir la ingesta total de grasas a menos del 30% del consumo energético total. Además, recomienda evitar las grasas saturadas (presentes en carnes grasas, mantequilla, aceites de coco y palma) y las grasas trans (que se encuentran en alimentos procesados, fritos y pasteles industriales). Es preferible consumir grasas insaturadas, como las de pescado, aguacates, frutos secos y aceites vegetales.
-Reducir el consumo de azúcarSe aconseja limitar la ingesta de azúcares libres (aquellos añadidos a los alimentos o presentes de forma natural en miel y jugos) a menos del 10% de la ingesta energética total, e incluso menos del 5% para obtener beneficios adicionales. El exceso de azúcar puede contribuir a la ganancia de peso no saludable y aumentar el riesgo de diabetes.
-Consumo de sal: Reducir la sal a menos de 5 gramos diarios es importante, ya que su consumo excesivo se asocia con hipertensión, aumentando el riesgo de enfermedades cardíacas y diabetes. Muchos alimentos procesados contienen sal oculta, por lo que leer las etiquetas es fundamental.