TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Hablemos de la urgencia de lo importante: la salud mental.
La crisis sanitaria -que aún no ha terminado- ha pasado una enorme factura al bienestar integral de la población, según el último informe científico de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Los casos de ansiedad y depresión han aumentado en más del 25% a nivel global.
De hecho, el teletrabajo -a un extremo de los beneficios obvios- supuso una sobrecarga en la salud mental: sobreexigencias, autogestión inadecuada, adaptación al retorno parcial y los constantes malabares entre el cuidado de los niños en casa y la imposibilidad de movilidad.
A eso sumemos el estigma en torno al silencioso mal en el ecosistema laboral.
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Usted, por ejemplo, preferiría decirle a su jefe inmediato que sufre de un dolor menstrual insoportable o de un episodio crónico de diarrea que solicitar un día libre a favor de su salud mental.
A pesar de la ola de concientización (sobre todo en el auge de la pandemia) sobre la importancia de una mente sana, los discursos de atención plena en el trabajo y las campañas que atacan el estigma, muchos de nosotros todavía sentimos que las empresas no están abiertas a adaptarse a las necesidades o exigencias emocionales y psicológicas de sus colaboradores; y es posible que tengamos razón.
Se nos dice constantemente que la salud mental es como la salud física. Y claro, esto ha sido clave para enfatizar que las afecciones mentales no distinguen, que no es algo de lo que avergonzarse y que no podemos controlar, que tanto la mente como el cuerpo deben tomarse con la misma seriedad.
Sin embargo, una pierna rota tiene una causa obvia y diagnosticable; y quizá sane de manera predecible, y una vez que lo hace, es posible que nunca más se rompa. La mente no funciona así. Hay que cultivarla, fortalecerla, darle una atención permanente y darse a la tarea de comprender a fondo la psicología humana...
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¿Cómo puede gestionar su salud mental en el trabajo?
Primero, si está afrontando una enfermedad mental, no oculte su situación. Piense en cómo y cuándo hacerlo, una vez en la conversación con su colega o jefe inmediato, no olvide mencionar el porqué es importante para usted revelar dicha información. Exprese sus inquietudes al respecto.
Puede decir que cree que podría beneficiarse de un tiempo libre para buscar la guía de un especialista. No invierta energías en tratar de enmascarar los efectos colaterales de una salud mental deteriorada. A la larga, podría afectar su rendimiento, imagen profesional o relaciones interpersonales. Además de tener una conversación honesta sobre su situación, también se sincera con usted mismo sobre sus necesidades.
Otro de los mayores problemas que enfrentan los empleados en relación con su bienestar mental es la incapacidad de desconectarse del trabajo.
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En la medida de lo posible, aléjese de los dispositivos electrónicos. La forma en que manejamos las ventajas de la tecnología es clave para garantizar un buen equilibrio entre el trabajo y la vida personal, dos básicos en términos de bienestar.
Ahora, sepa que las enfermedades mentales también afectan a los autónomos o emprendedores. Cuando hablamos de “salud mental en el trabajo” automáticamente pensamos en oficinas tradicionales. Sin embargo, las demandas de hacer malabarismos con su propia empresa, a menudo sin una división clara entre el trabajo y la vida personal, también se lleva de encuentro psiques de los trabajadores independientes.
Los lugares de trabajo deben ser amigables con la salud mental. Esto ayudará a que las personas se sientan cómodas al revelar cuando tengan un problema. También es importante que los propios empleadores entiendan sus responsabilidades en el bienestar de sus colaboradores y así sacar lo mejor de una fuerza laboral diversa.
Entienda que es normal sentirse exhausto mentalmente. No obstante, mantenga una actitud positiva y realista para no decaer emocionalmente.
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