TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Pasa que a veces queremos rodearnos de las mejores personas, pero nosotros no somos buenas personas para los demás. ¿Cómo saberlo? Haciendo balance y teniendo claro que el éxito y el dinero no hacen de nadie una persona de alto valor.
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Una persona de alto valor es alguien que tiene bien definido lo que quiere lograr en la vida, que trabaja en la construcción de su ser, que cuida su salud física y mental, en pocas palabras, alguien que se ama a sí mismo.
Una persona que no se coloca como prioridad es una persona que se descuida, y cuando no se cuida lo suficiente a sí mismo pierde su valor. No puede ayudar a los demás ni inspirarlos si es una persona que ha perdido su valor.
Para llegar a tener ese perfil, antes de alcanzar metas tiene que construir hábitos, esos que le ayudarán a alcanzar lo que se propone. Por ejemplo, no puede pensar en ser una persona saludable si antes no desarrolla el hábito de la buena alimentación y el ejercicio.
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Otro punto esencial es la inteligencia emocional, esa que le ayudará a una mayor comprensión de sí mismo y de los demás, y que además le permitirá tener empatía respecto a las realidades que no son las suyas, y que a la vez le hará tener responsabilidad afectiva en sus relaciones, sean estas de familia, amistad o pareja.
Una persona de alto valor es aquella que se responsabiliza por su actuar, y cómo ese actuar puede afectarle a ella misma y a los demás. No se puede considerar que alguien tiene este perfil cuando va por la vida a la deriva, sin saber quién es ni cuál es su propósito.
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