TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Poco hablada pero más recurrente de lo que parece, la retención de líquidos, también denominada edema, puede originarse por diversas causas, manifestándose con una serie de síntomas que, aunque molestos, son prevenibles.
El doctor Wilson Lanza explica que, entre las múltiples etiologías relacionadas al desarrollo de este padecimiento, se enlistan: una retención renal excesiva de agua y sal, secundaria a una lesión renal aguda, crónica o de largo tiempo; enfermedades cardiovasculares como hipertensión arterial descompensada o mal controlada, insuficiencia cardíaca, y obstrucciones venosas; hepatopatías o insuficiencia hepática y malnutriciones calórico-proteicas; y sedentarismo.
En sí, las alteraciones en el sistema circulatorio pueden dificultar el retorno sanguíneo al corazón, conduciendo a la acumulación de fluidos en los tejidos. Asimismo, enfermedades renales que comprometen la capacidad del cuerpo para eliminar líquidos.
Y, en menor medida, el médico menciona edema por quemaduras de tercer y cuarto grado, embarazos avanzados, hipotiroidismo, ciertas infecciones bacterianas y obstrucciones del sistema linfático.
Señales de alerta
Dentro de la sintomatología del edema, el doctor Lanza reconoce: inflamación, hinchazón o sensación de pesadez que puede ir en aumento en cualquier parte del cuerpo; sensación de que la ropa y los zapatos quedan más apretados que antes; una piel brillante, lisa o rígida en las zonas afectadas.
También: una abolladura u hoyuelo en la piel al ejercer presión contra ella (denominado signo de la fóvea); aumento de peso repentino o de rápida instauración; disminución en la cantidad de orina habitual; y rigidez en las articulaciones y otras partes del cuerpo.
“Recuerde siempre acudir a su médico de confianza si presenta alguno o varios de estos síntomas, y más aún cuando estos vayan acompañados de temperatura elevada, falta de aire, latidos irregulares del corazón o dolor de pecho”, añade el especialista.
Identificar estos signos tempranamente puede ser clave para abordar el problema de manera eficaz. “Siempre trabaje con su proveedor de atención médica para poder controlar los síntomas”, subraya el experto.
Prevención
Por otra parte, el doctor Lanza apunta que, al igual que con el resto de padecimientos, trastornos o enfermedades, es posible mantener una conducta preventiva que ayude a minimizar los riesgos.
“En este caso, lo primero sería adoptar cambios o modificaciones en el estilo de vida, que incluyan practicar ejercicio de manera más cotidiana. De 150 a 300 minutos de actividad física aeróbica por semana ayudan a prevenir no solo la retención de líquidos, sino muchas enfermedades metabólicas”, puntualiza.
Respecto a la alimentación, se sugiere disminuir el consumo excesivo de sal. “Ajustar su dieta para reducir la cantidad de sal de los alimentos que consume evitará el edema”, casi tanto como mantenerse hidratado.
Y si es alguien que pasa demasiado tiempo sentado, levantarse por unos minutos de manera habitual o mover su cuerpo con frecuencia reducirá la probabilidad de que retenga líquidos.
