Tegucigalpa, Honduras.- Con la Semana Santa a punto de dar inicio, los días de calor intenso merecen atención. Ya sea que las personas salgan de vacaciones o se queden en casa, las altas temperaturas pueden representar un riesgo para la salud de los perros.
Uno de los peligros más comunes —ya la vez más prevenibles— es el golpe de calor, que ocurre cuando el cuerpo del animal se sobrecalienta y no logra regular su temperatura interna, algo que puede suceder en cuestión de minutos.
A diferencia de los humanos, los perros no sudan por la piel: solo liberan calor principalmente a través del jadeo y, en menor medida, por las almohadillas de sus patas. Esto hace que sean más propensos a sufrir hipertermia, especialmente si están expuestos al sol, al encierro o al ejercicio físico en ambientes calurosos.
Los síntomas de un golpe de calor incluyen jadeo excesivo, lengua de color rojo oscuro o azulada, debilidad, vómitos, tambaleo y, en casos severos, pérdida del conocimiento o convulsiones. Si no se actúa a tiempo, el impacto puede ser mortal.
Para evitar esta situación, es fundamental tomar medidas preventivas. Por ejemplo, se recomienda evitar sacar a pasear a los perros durante las horas de mayor calor, optando por hacerlo temprano por la mañana o al caer la tarde, cuando el sol ya no es tan intenso.
También es indispensable no dejarlos dentro de vehículos cerrados, ni siquiera por unos minutos, ya que la temperatura en el interior puede elevarse excesivamente y convertirse en una trampa mortal.
Otra precaución esencial es asegurar que el perro siempre tenga acceso a agua fresca y abundante, especialmente si se encuentra en exteriores o en movimiento. A esto se suma la necesidad de proporcionar sombra y un espacio bien ventilado.
Otros datos de interés
Un golpe de calor puede confundirse con otras condiciones; como intoxicaciones, problemas neurológicos o fiebre por infección, sobre todo si los síntomas no se presentan todos juntos o si aparecen de forma repentina.
También hay que tener especial cuidado con las razas braquicéfalas; como los bulldogs, pugs, bóxers o shih tzus. Estos perros tienen hocicos cortos y, por lo tanto, una menor capacidad para disipar el calor.
Ante cualquier sospecha de golpe de calor, lo más importante es actuar rápido: refrescar al perro de forma progresiva y buscar ayuda veterinaria lo antes posible.
