TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Durante siglos, y hasta en tiempos actuales, a las mujeres se les ha privado del derecho al placer. Según las visiones más tradicionales, estaban en el mundo para traer hijos y satisfacer a los hombres. Si sentían placer o no durante el acto sexual era algo irrelevante, y desde luego a pocos les interesaba que lo obtuvieran. Anhelarlo era propio de mujeres amorales.
Hasta finales del siglo XX, por ejemplo, la masturbación era demonizada y considerada un derecho exclusivo de los hombres.
Incluso en estos tiempos, algunas mujeres cargan con sentimientos de culpabilidad o de “suciedad” tras autocomplacerse. Esto es injustificado, pues es un acto completamente natural que no solo aporta beneficios físicos y psicológicos a la mujer, sino que también les enseña a conocer su cuerpo.
Saber lo que le gusta, cómo le gusta y aquello que no le es placentero facilita la satisfacción tanto en la masturbación como en las relaciones de pareja.
Ahora, no hay métodos ni maneras incorrectas. Se basa en la prueba y error hasta dar con la fórmula que provoque placer. Se debe practicar, tener paciencia, probar diferentes posturas, movimientos y presiones.
¿Hay una frecuencia recomendada?
Desde el punto de vista terapéutico, se recomienda cuando existe una anorgasmia (incapacidad para experimentar un orgasmo), cuando se desconoce el propio cuerpo o cuando hay insatisfacción en las relaciones sexuales.
En el caso de la masturbación femenina, es fundamental que hombres y mujeres sean conscientes de la importancia de activar el clítoris y sus más de 8,500 terminaciones nerviosas. Es el único órgano de la anatomía femenina cuya única función es otorgar placer.
“Muchas mujeres desconocen la anatomía de sus propios cuerpos e incluso de sus propios órganos sexuales. La masturbación brinda una forma segura y privada para conocer su propio cuerpo y explorar lo que le agrada o desagrada sexualmente antes de tener contacto con una pareja sexual”, apunta Antonio Escobar, psicoterapeuta de parejas.
Una práctica natural
“La masturbación femenina es un acto agradable, placentero, beneficioso, normal, natural e incluso recomendado. Las mujeres deberían practicarla como parte de una sexualidad saludable. No existe razón real que justifique que la masturbación femenina sea una actividad dañina, siempre que se realice responsablemente y teniendo en cuenta aspectos como el bienestar emocional, físico y la higiene necesaria para evitar complicaciones, infecciones o lesiones”.
