Tegucigalpa, Honduras.- Mientras constantemente se nos bombardea con estándares a cumplir para conseguir una buena pareja al lado, las instrucciones para aprender a ser amigo antes de esperar tener una amistad valiosa con la cual contar parecen ir quedando cada vez más relegadas.
Por decirlo de otra manera, las amistades son de las relaciones más valiosas que podemos tener, aunque no siempre sepamos apreciarlas. Muchas veces queremos amigos leales, que nos escuchen y nos apoyen, pero, ¿estamos dispuestos a hacer lo mismo por ellos?
Primero hay que entender que la verdadera amistad se construye sobre la reciprocidad. Si no planeamos a ofrecer lo que buscamos, es difícil esperar que los demás lo hagan y encima sin esperar nada a cambio, como suele dictar la pauta.
La empatía y la capacidad de escuchar son básicos; Ser un buen amigo implica estar allí en los momentos importantes, sin juzgar, simplemente para apoyar. Y esto no hace referencia a tener que renunciar a los propios intereses, sino a saber marcar límites cuando sea necesario.
Además, la amistad requiere compromiso. No se trata solo de disfrutar de la compañía de un amigo cuando todo está bien, sino de mostrarse presente en los momentos difíciles. Estar disponible, aunque sea solo para escuchar, fortalece los lazos.
El respeto mutuo también es esencial. Aceptar a los demás tal como son, sin tratar de cambiarlos para que encajen en nuestra visión de lo que debería ser una amistad, es acercarse verdaderamente a ellos y forjar conexiones genuinas.
En conclusión, antes de esperar que alguien sea ese amigo leal y comprensivo, debemos aprender a serlo nosotros primero.

Identifique si no está siendo amigo
Estas señales podrían estarnos avisando que no estamos siendo los mejores amigos, pero detectarlo es una ventana a mejorar el comportamiento.
Necesidad. Si solo buscamos a nuestros amigos cuando necesitamos algo o cuando estamos en una situación complicada, hay egoísmo.
Si un amor o una amistad entran en conflicto, se debe intentar reparar el daño perpetrado, el que puede ser reversible o bien irreversible.
Si un amor o una amistad entran en conflicto, se debe intentar reparar el daño perpetrado, el que puede ser reversible o bien irreversible.
Desinterés. Si no nos interesa cómo se sienten nuestros amigos o no nos detenemos a escucharles cuando necesitan desahogarse, quizás el cariño no es sincero.
Límites. Las verdaderas amistades se basan en el respeto mutuo. Si ignoramos los límites de los demás, ya sea en términos de tiempo, espacio o emociones, estamos fallando.
Juzgamientos. Si solo vemos lo negativo en nuestros amigos, los juzgamos constantemente y no ofrecemos apoyo, estamos siendo más detractores que aliados.

Evasión. La honestidad es clave en cualquier amistad. Si evitamos ser sinceros por miedo a herir, o no compartimos nuestras propias emociones y pensamientos, faltamos a la confianza mutua.