Tegucigalpa, Honduras.- Frases como “las niñas son más de papá y los niños más de mamá”, heredadas en el tiempo y popularizadas aún más en culturas como la hondureña, evidencian la necesidad de informarse mejor y reeducarse en temáticas familiares y de crianza responsable.
Creencias de esto índole, que superficialmente pueden parecer inofensivas, continúan reforzando estereotipos de género y simplificando en exceso la complejidad de los vínculos familiares. Pero, ¿cuánta verdad hay en esta afirmación?
La psicóloga Diana Lozano subraya que “no es más que un mito”. "No hay un parámetro que determine si las niñas y los niños son más afines con los papás o las mamás. Esto se sostendrá únicamente a través de las medidas de los estilos de crianza y las de corrección que cada quien integre, además de aspectos de afecto demostrativo", señaló.
Entender que los lazos afectivos entre padres e hijos se construyen a partir del tiempo compartido, la comunicación y la calidad de la relación es precisa. No existe ninguna base biológica o psicológica que determine que las niñas deben ser más cercanas a sus padres y los niños a sus madres.
"Desde los primeros momentos de vida, las relaciones interpersonales son importantes. Venimos con sistemas nerviosos programados para construir vínculos de afecto. Si las personas nos quieren, por ejemplo, es más probable que nos cuiden", explica Lozano.
De hecho, como en casi todo en la vida, hay consecuencias de perpetuar este mito, partiendo de que al asumir que una niña estará más apegada a su padre y un niño a su madre, se pueden generar expectativas poco realistas sobre los vínculos familiares.
Algunos padres pueden sentirse excluidos de la vida de sus hijos por no coincidir con estos estereotipos, reduciendo su participación activa en la crianza, sin mencionar que este pensamiento sigue la lógica de que los hombres deben ser protectores y las mujeres cuidadoras, limitando el desarrollo de relaciones afectivas libres de prejuicios.

Por relaciones familiares saludables
Por su parte, hay múltiples maneras de fomentar vínculos sanos dentro de la familia, promoviendo la cercanía con los hijos sin importar su género. Esto implica, en primera instancia, participar activamente en la vida de los niños, sin importar si se es madre o padre.
Otras recomendaciones son fomentar la comunicación y el afecto sin basarse en roles de género, y entender que cada niño y niña es diferente y tendrá su propia manera de relacionarse con sus padres.
“No podemos educar y criar en algo diferente de lo que vivimos en nuestra niñez si no dedicamos un tiempo a analizar y elaborar nuestra historia de vida. To mirarca hacia dentro, donde más allá de cualquier orientación, el tema de sexo o género se liga al seguimiento de lo que aprendimos en casa”, añade la terapeuta.
En conclusión, lo importante no es con quién el niño se sienta más cercano por su género, sino la construcción de lazos fuertes y amorosos sin etiquetas ni estereotipos.
¿Y Edipo y Electra?
Algunas personas justifican esta creencia con las teorías psicoanalíticas de Sigmund Freud sobre los complejos de Edipo y Electra, que refieren que los niños entre los 3 y 6 años pueden desarrollar una inclinación afectiva hacia el progenitor del sexo opuesto. Sin embargo, estos conceptos han sido ampliamente debatidos y cuestionados en la psicología moderna.