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En el marco de la virtualidad, conocer a otra persona a la distancia rememora un poco la conquista amorosa de las generaciones anteriores, salvo que esta nueva herramienta hace que situaciones como las separaciones forzadas, represión del deseo, insomnio por la situación o la intranquilidad de no poder verse se hagan presentes.
El hecho de querer cumplir con las nuevas reglas de distanciamiento social está siendo un factor para que estas relaciones no se consumen, pese a que un 43% de parejas que han quedado separadas rompen la cuarentena para volverse a encontrar.
Sin embargo, hay un importante porcentaje que no se conoce personalmente pero vienen “conquistándose” desde la virtualidad.
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Previo a la cuarentena, muchas parejas a la hora de conocerse daban prioridad a satisfacer el deseo sexual, aunque muchos tenían el debate interno de hacerlo o no.
Esta situación quizás ha traído algunos beneficios a la hora de conocerse, pues el hecho de utilizar mascarillas, el distanciamiento social y la tranquilidad de no sentirse presionados a tener contactos afectivos han aliviado en cierta parte esta situación.
El “cortejo pandémico” se convierte en un patrón de conquista en un modelo de contacto más gradual, que lleva más tiempo para conocer que nos pasa, ir más allá de los rasgos y atributos físicos y la personalidad de la otra persona.
Con la virtualidad no se puede volver a las ilusiones de un amor romántico, pero sí a valorar más a la otra persona, conocer nuevas formas de vida, algo que anteriormente solo pasaba después de ir a la cama.
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Tal vez con “ir despacio” haga que la gente tras la pandemia valore más las conversaciones, las caminatas, las cosas en común sin prisa y con una mayor conciencia.
