Alrededor de 101 centros educativos públicos y privados ubicados en colonias pobres de esta capital están teniendo que “tributar” para sostener la Dirección Distrital de Educación número 15.
Estos fondos, hasta la fecha, no son regulados por ninguna autoridad educativa, fiscalizadora o auditora del Estado, creando un ambiente que genera incertidumbre entre maestros, directores, padres de familia y alumnos sobre el destino de los fondos.
En el centro del huracán está el actual director distrital Víctor Manuel Baca.
Lo que aquí sucede no solo evidencia que las autoridades de la Secretaría de Educación no ejercen un verdadero control sobre este tipo de actos.
Son miles de lempiras que los consejos de directores -de los niveles de prebásica, básica y media- recaudan para responder a las solicitudes de la Dirección Distrital, que no solo pide mobiliario, equipo, materiales, pago de la aseadora, cancelación de los recibos de agua, luz y teléfono, sino también efectivo.
Aparte de los recursos obtenidos por las juntas para cumplir con las obligaciones, los directores de los jardines de niños, escuelas y colegios, también tienen que desembolsar más dinero para solicitudes que la distrital les hace directamente.
La incesante entrega de dinero tiene cansados a la mayoría de directores, quienes por temor a represalias, según ellos, muy pocos se han atrevido a objetar la situación en los consejos de directores, y más frente al director distrital.
Ante la sumisión de la mayoría, la minoría es la que impone, dijo un docente que es parte del centenar que integra el grupo de directores.
¿Por qué esta actitud? se le preguntó, y respondió con una carcajada: “es que uno no puede echarse de enemigo al jefe”. Recuerde que en cualquier momento, prosiguió, “uno puede recurrir a él para que le firme una autorización para ir a un seminario, o un permiso, o para que le firme los certificados y los diplomas”.
¿O sea que se obedece por temor?, se le increpó: “imagínese, él se pone un poco serio porque uno no le afloja el dinero así nomás”, contestó.
A su criterio, “es cierto que la distrital necesita apoyo, pero no se debe exigir como si fuera nuestra obligación sostenerla, esa es una responsabilidad de la Secretaría de Educación, no de nosotros ni de los estudiantes”.
Jurisdicción
La distrital 15 tiene bajo sus jurisdicción 41 jardines de niños, 42 escuelas, y alrededor de 18 colegios, ubicados en las colonias Arturo Quezada, Ramón Amaya Amador, San Buenaventura, Israel Norte, Nueva Capital, Alciery, San Francisco, 21 de Febrero, La Fuente, El Edén, Venezuela, Los Laureles, Villa los Laureles y la colonia Francisco Morazán.
La matrícula en los jardines de niños de este distrito es de unos 1,955 menores; en las escuelas supera los 14,000 y en media es de aproximadamente 8,017 estudiantes. En total, hay una población estudiantil de unos 25,000 niños y adolescentes.
Varios de estos centros educativos funcionan gracias a la bondad de religiosas y religiosos que buscan el apoyo financiero de personas hondureñas y extranjeras altruistas, así como de instituciones caritativas, nacionales e internacionales.
A pesar de que estos centros funcionan gracias a la caridad y el respaldo de los padres de familia, no se perdona y también son obligadas a tributar.
Recaudación
La mayor parte de los recursos se recoge a través de tres consejos de directores, donde utilizándose un polémico consenso, imponen cuotas por nivel a los centros educativos y, también, en la mayoría de los casos, obligan a los directores de los jardines de niños, escuelas y colegios a participar en actividades de recaudación de fondos como ser, rifas, excursiones y subastas, entre otras.
De acuerdo con el relato de los directores consultados por EL HERALDO, al comienzo del período lectivo la Dirección Distrital convoca a los directores del centenar de centros educativos para que conformen los consejos de directores. Se eligen tres consejos: uno que corresponde a los directores de prebásica, otro de básica y un tercero de media.
Desde el inicio, el director distrital hace saber a estos consejos qué es lo que necesita, pero a medida avanza el año, se suman nuevas exigencias, incluyendo hasta dinero en efectivo.
Este año, igual que en los anteriores, los consejos de directores del distrito 15 acordaron, que los centros educativos debían aportar una cuota anual por nivel. Para prebásica se estipuló 300 lempiras, para los de básica 500 lempiras y para los de media 1,000 lempiras.
Quienes no cumplan con estas aportaciones se exponen a una multa de 500 lempiras y a que no se les firme los certificados, diplomas o títulos al final de año.
“Cuando se habla de las cuotas al principio del año, todos hablan, pero aún así al director (distrital) nadie le gana. Lo que él dice eso se hace. Al comenzar el año, la gente no quiere las cuotas, pero de nada sirve. él se levanta diciendo, aquí lo que yo digo eso se va hacer y punto”, explicó un denunciante.
Si la aportación de prebásica es multiplicada por el número de centros que tiene ese nivel, este consejo directivo habría recaudando alrededor de 12,300 lempiras; el consejo de profesores de básica andaría por 21,000 y el consejo de directores de media alcanzaría los 18,000 lempiras, en total serían más de 50,000 lempiras. Aparte de este aporte, los consejos de directores determinaron realizar otras actividades para recaudar más fondos.
El nivel básico realizó el 29 de junio la rifa de una computadora portátil. A cada director le entregaron un talonario de 50 boletos, a un costo de 20 lempiras cada uno. Vendiera o no vendiera la rifa, cada director estaba obligado a pagar el talonario que representaba un costo de 1,000 lempiras. De esta forma la recaudación habría llegado a los 42,000 lempiras.
Luego, el seis de julio, este mismo consejo, llevó a cabo una excursión a Gracias, Lempira a un costo de 600 lempiras por persona. La salida era el 6 de julio y el regreso al siguiente día. A cada director le entregaron dos boletos, equivalente a 1,200 lempiras. El pago de los boletos era obligatorio
asistiera o no al paseo, esto representaría una recaudación de unos 50,400 lempiras.
Mientras tanto, el nivel medio, realizó la subasta de un teléfono BlackBerry. A cada director
le entregaron 20 sobres vacíos, para que en cada uno de ellos se depositara no menos de 50 lempiras. De esta forma, lo mínimo que debía entregar cada centro educativo eran 1,000 lempiras.
Otra manera establecida por la Dirección Distrital para recaudar fondos, según los directores, es mediante la implementación de los días de color.
“De la distrital nos dicen, mire necesitamos que nos ayuden con dos días de color y el dinero que recojan échenlo en un sobre y lo mandan a la distrital, hay quienes mandan 800 lempiras, mil, mil 200...y así”, expuso otro de los docentes consultados por EL HERALDO.
Tal actividad consiste en que los niños de los jardines y los escolares -tanto privados como públicos- deben pagar hasta cinco lempiras por llegar con una ropa distinta al uniforme diario.
El año pasado, de acuerdo con los directores entrevistados, se les ordenó realizar un día de color, cobrándole cinco lempiras a cada niño, entregaron el dinero a la Dirección Distrital, pero no les dieron recibos, según las denuncias. “Imagínese que los niños de la colonia Alciery, apenas tienen un uniforme para acudir a la escuela, y cobrarles cinco lempiras por venir con otra ropa, eso es inconcebible y grosero”, criticó.
Según varios directores y directoras, aunque la actividad tiene apariencia de voluntaria- o sea que queda a decisión del niño ir de color o no, la Dirección Distrital exige el dinero de acuerdo con la matrícula del centro educativo.
Estas instituciones de enseñanza también tienen que realizar por su propia cuenta otro tipo de actividades para poder responder a pedidos de dinero que de repente llegan de la distrital, y de cuyos fondos tampoco dan recibos, relató un mentor.
Destino
Detrás de la aparente buena voluntad que muestran los directores y directoras de los centros de enseñanza al entregar el dinero, o lo exigido en equipo y materiales, hay una gran inconformidad y un gran cuestionamiento sobre el destino de los fondos.
El dinero de las actividades realizadas por cada Consejo de Directores, no los maneja el profesor Baca, pero la mayoría de los recursos son para cubrir las exigencias de la Dirección Distrital, y alguna parte para la merienda de “nuestras reuniones y para las celebraciones del Día del Padre,Día de la Madre y Día del Maestro”, contó uno de los directores, que pidió no se le mencionara su nombre, por temor.
Como la Dirección Distrital número 15 funciona en un local alquilado, la mayor parte de los fondos recaudados por los tres consejos de directores son utilizados para pagar los recibos de agua, luz, teléfono, compra de mobiliario, equipo, materiales como papel y tinta, entre otros.
Incluso, hay que pagar la mensualidad de la encargada de la limpieza, cuando en esa oficina hay cuatro asistentes que bien pueden barrer y trapear.
“Ellos solo dicen, queremos tal cosa, y nosotros tenemos que proveerla, de esta forma hemos tenido que comprarles sillas, impresoras, papel y tinta”, dijo el enfurecido maestro.
Hay otras veces -continuó- que las asistentes llaman y dicen que hay que mandar tanto, reciben el dinero pero no dan comprobante y nadie sabe en qué lo gastan. Hasta piden dinero en efectivo para reparación del inmueble y nadie sabe si eso utiliza para tal fin.
Para el caso, todo el dinero recaudado por los días de color es entregado a la Dirección Distrital, pero no entregan recibos y tampoco informan cómo se gastan esos fondos, dijo.