PINEDA. Con gran tristeza, pesar y dolor se ha recibido la noticia del deceso del abogado Raúl Pineda Alvarado, connotado analista nacional, exdiputado y asesor del Congreso y del MP. Sorpresiva su muerte. QEPD.
FALSO. Avisa “Carlón” que es falso de toda falsedad y una mentira preñada de ignominia, como decía Oswaldo, que haya huido hacia Nicaragua y jura que solo se anda haciendo un “chequeo de la columna”.
ÚNICOS. Para que vean, el turquito salvadoreño y el Milei argentino son los únicos invitados de estos lares a la toma de posesión del magnate, dentro de 16 días, en la capital federal.
HUGO. Bueno, y a propósito del culebrón de Palmerola, y los 40 millones que le pagan al tal Hugo Llorens para que haga “lobby” en Washington y le ayude a Honduras. Qué esperanzas, papa...
BOTADO. Pisto botado ese que le dan a Hugo Llorens. Con ese billete mejor deberían de terminar las carreteras de Lempira y de Marcala.
CIFRAS. Hombre, ojalá sean ciertas esas cifras de la reducción de los homicidios, como cualquier otra cosa que beneficie a la “people”. Lástima que la Migdonia se dio vuelta y ahora solo da cifras oficiales.
POSESIÓN. Xiomara no asomará el cacho a la ilegal toma de posesión del narcodictador venezolano, pero mandará una delegación, según ha confirmado su vice Gerardo Torres.
VALIDAR. Hombre, si envía representantes del gobierno a Caracas, eso equivale a validar el descomunal fraude y el robo de las elecciones por parte del busero superado.
AMIGOS. No deberían mandar a nadie a esa farsa de Maduro, lo cual no quita que, si ese es su gusto, sigan siendo sus amigos y hasta defensores.
TURNO. El turno de la agonía le llega ahora al emblemático hospital San Felipe, tras la suspensión de las cesáreas y partos normales, por el mal estado de las máquinas de esterilizar ropa.
ROPA. El sindicato asegura que la máquina tiene meses de estar en mal estado, y han tenido que esterilizar la ropa en el Hospital Escuela, pero resulta que Carlita no ha hecho nada para arreglar el problema y ya toparon.
BARCO. Preguntan unos chuscos en esas redes que quién hace más daño en un barco a punto de zozobrar, si el capitán y su tripulación que propician su hundimiento, o aquellos que se hacen de la vista gorda ante la virtual catástrofe -y mejor se dedican a contemplar el cielo azulado y a contar películas vaqueras- mientras los pobres marineros ponen el pellejo para evitar que la nave fracase.