Mundial

Didier Deschamps, alma de jefe, pragmático y obsesionado por ganar

El capitán de la selección levantó la Copa del Mundo en 1998 y ahora quiere volverlo a hacer como entrenador. Desea entrar a la historia y ser el tercero en lograrlo. ¿Estará Francia lista para ser campeona?

31.05.2018

Tegucigalpa, Honduras
“Tiene el gen ganador”, dice su brazo derecho, Guy Stéphan.

Técnico pragmático y exigente, así es el seleccionador de Les Bleus, Didier Deschamps. Y la fórmula le ha dado éxito en su impresionante carrera como jugador y entrenador, excepto el Euro 2016, cuando perdió la final contra Portugal.

Al timón de Les Bleus, Deschamps tiene una “autoridad incontestable e indiscutible”, explica Stéphan. “Tampoco decide todo, escucha. Aunque obviamente es un líder”.

Ese liderazgo y su obsesión con la victoria ya quedó patente en su carrera como jugador. Dirigió desde el mediocampo a la generación de Zinédine Zidane, coronada en el Mundial 1998 y la Eurocopa 2000.

Aún con el brazalete, el vasco también levantó la única Liga de Campeones para un club francés con Marsella en 1993, luego otro C1 con Juventus Turín (1996), en Italia. Ya como entrenador, llevó al Mónaco hasta la final de la Champions en 2004, y al Marsella al título de campeón de Francia en 2010.

En 2012 acudió lógicamente al rescate de una selección francesa traumatizada por el escándalo del Mundial 2010, cuando los jugadores decidieron hacer huelga en el entrenamiento.

Desde entonces, el técnico de 49 años ha enderezado el rumbo de Francia, dentro y fuera de la cancha. La reconstrucción pasó por los cuartos de final del Mundial 2014, la Eurocopa 2016, que deslustró algo su etiqueta de eterno ganador.

Un hombre pragmático
Pragmático sobre el verde, Deschamps también lo es entre bastidores.

A diferencia de sus predecesores, se comenta que está muy involucrado en las actividades de la federación y va políticamente de la mano de su presidente, Noël Le Graët.

De cabello canoso, controla también hábilmente la comunicación y sabe transmitir, invocando “el bien del equipo de Francia”.

Referente a Karim Benzema, ausente de la selección desde 2015 por un caso de chantaje sexual, el técnico repitió incansablemente que priorizaba el equilibrio del colectivo sobre el talento individual del delantero del Real, zanjando debates.

“Didier siempre ha sido pragmático. Ha tomado decisiones para promover la cohesión del grupo. El caso Benzema es el ejemplo perfecto. Nunca ha elegido jugadores que puedan cuestionar su autoridad”, explica su excompañero Emmanuel Petit.

Como claroscuros, las sospechas de dopaje cuando jugaba en la Juve, o el caso de corrupción del Marsella con Valenciennes en 1993, aunque Deschamps nunca fue directamente encausado, y su palmarés los relegó a un segundo plano.

Con contrato hasta 2020, el DT anda muy esperanzado en el Mundial, al que acude con un plantel talentoso pero aún joven. No es fácil ser campeón del mundo, menos aún serlo dos veces, y mucho más difícil conseguirlo como jugador y como entrenador. Tanto, que a lo largo de la historia de los mundiales solo dos pueden presumir de ello: el brasileño Mario Zagallo y el alemán Franz Beckenbauer. Deschamps quiere ser el tercero...