El máximo organismo del fútbol sudamericano tomó en la tarde la decisión de trasladar la final de Santiago de Chile a la capital peruana como consecuencia de la inusitada crisis social que tiene en jaque desde hace dos semanas al gobierno chileno que preside Sebastián Piñera, blanco de multitudinarias protestas que afectan las infraestructuras del país.
Inicialmente, no se aclaró en qué estadio se disputaría el partido: si en el Monumental, propiedad del Universitario de Deportes y con capacidad para 80,000 espectadores, o el estadio Nacional, con 48,000 asientos y habitual feudo de la selección peruana.
Pero, ya en la noche, la matriz del fútbol sudamericano comunicó en la cuenta oficial de Twitter de la Libertadores que el escenario elegido era el coloso del club limeño.
'La Final Única de la #Libertadores será en el Estadio Monumental de @Lima2019 el 23 de noviembre a las 15:00 horas', tuiteó la Conmebol.
La de este año será la primera final en partido único en los 60 años de historia del máximo torneo de clubes de Sudamérica.
'Considero que vamos a llegar bien (para el sábado 23 de noviembre). Perú tiene mucha capacidad hotelera. Tenemos un equipo técnico muy capacitado. Hemos organizado mundiales, Copa América (2004). El estadio Monumental reúne todas las condiciones para albergar esta final', había señalado previamente Agustín Lozano, presidente de la Federación Peruana de Fútbol.
Es la segunda ocasión consecutiva que la Conmebol debe cambiar el escenario de una final de la Libertadores, tras la decisión de este martes en Asunción.
En 2018, la final se mudó a Madrid debido a severos incidentes que se registraron el 24 de noviembre cerca del estadio Monumental de River en Buenos Aires para el partido de vuelta, tras un empate 2-2 en la Bombonera con su archirrival Boca.
River derrotó a Boca 3-1 en el estadio Santiago Bernabéu y logró su cuarto título de Libertadores.