El primero de todos fue Christian Castellanos, un cipote de años, originario de Villanueva, Cortés, pero que reside actualmente en Los Ángeles. Apareció algo tímido al lado de su amigo Manny, con quien vólo desde suelo angelino hacia la Ciudad de México.
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Tiene cuatro años de vivir en los Estados Unidos y se seguidor del Olimpia. Christian asegura que viene con mucha fe al Azteca y que sigue confiando mucho en la Selección Nacional. 'Podemos ganar, vamos por otro aztecazo. Elis puede anotar', nos dice.
En las afueras del estadio Azteca, el ambiente es bastante lento. Pocos aficionados mexicanos y los catrachos son los que se decidieron venir temprano.
Casi de manera simultánea, también aparecieron en el acceso principal del estadio Azteca, don Johnny Sánchez y su hija de 14 años, Sahily Sánchez Calderón. Él es oriundo de Omoa, Cortés, tiene más de 20 años de vivir en México y es ingeniero mecánico industrial.
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'Estamos ilusionados que podemos ganar el partido, ojalá los muchachos hagan un buen partido', nos dice. Su pequeña de 14, nacida en México, se vino al Azteca luciendo la camiseta blanca y con la H en el corazón. 'Fue por propia voluntad, venir a apoyar a Honduras', aclaró Sahily.
A paso lento, en el estadio Azteca se ve el movimiento de aficionados y ni siquiera porque la Federación mexicana impulsó la venta de boletos con una promoción al 2x1, es casi seguro que no habrá estadio lleno, además por las restricciones debido al covid-19.