Ambiente no hay. Apenas y cerca del coloso de Montserrat (Estadio Cuscatlán) han aparecido alguno que otro aficionado a buscar algún boleto en la reventa. Allí hay un grupo de hondureño que los ofrecen a buen precio. Bueno, al justo.
Y es que El Salvador parece desencantado con el partido ante Honduras y eso que llevan un punto más en la eliminatoria. Los aficionados no quieren ir al Cuscatlán sino a la playa. Las razones son simples: creen que Honduras podría despetar ante ellos y dos, en la playa de la Costa del Sol están las mejores selecciones de beach soccer del mundo.
Sí, la cuarta edición de la Copa Pilsener, congrega en El Salvador al campeón mundial Portugal, Argentina y Estados Unidos.
Y es que vale recordar que El Salvador le ha sacado provecho a una camada fortuita de jugadores que en el Pacífico perfeccionaron su juego y los clasificó a los últimos tres mundiales de fútbol playa y han sido campeones de Uncaf y Concacaf. Algo similar vive Guatemala en el fútbol sala (organizó el mundial en 2011 incluso), algo que Honduras apenas son pininos e ilusiones.
Para ver a la 'Selecta playera' hay que invertir entre 8 y 29 dólares, dos dólares menos de las entradas para el Cuscatlán. En la Costa del Sol hay ambiente, fútbol, figuras y emoción.
En tanto en San Salvador, la gente no se atreve aún a comprar masivamente las entradas. El entrenador Ramón Maradiaga dijo durante la semana que incluso podría jugar 'de visita' debido a que espera una gran cantidad de hondureños que desde ayer comenzaron a cruzar la frontera.
Para un ejemplo, la Fesfut envió a Fenafuth 2,500 entradas para venderse en Honduras y estas en una semana se agotaron. En San Salvador hasta el martes apenas se habían vendido cinco mil en general. Sin embargo, hoy la venta será mayor.
Los revendedores tienen en su poder una buena parte de las entradas y esperan que la gente se anime a comprarlas este viernes.
