TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Detrás de esa fachada de seriedad está alguien que baila al ritmo del merengue. 'Soy bailarín y merenguero. Me identifico con
Silvio Mora,
Omega, Jossie Esteban y la
Patrulla 15', así se describe el comentarista deportivo
Alex Márquez, como una persona carismática, aunque con mucho carácter.
'El reguetón no es música, yo odio eso. Si me toca cerrar mi programa para evitar poner eso, lo hago sin pensarlo', dice con tono seguro en su voz, mientras el fotógrafo de EL HERALDO, Efraín Salgado, tras haberlo captado con su cámara, se disponía a bajar unas guayabas del árbol que nos daba sombra en el estadio El Birichiche de la capital hondureña.
Explosivo como la dinamita, sensible como los fósforos y confrontativo como un defensa enardecido, el periodista Alex Márquez no se guardó nada y aceptó el reto de someterse a la Calculadora Deportiva de EL HERALDO.
'Tengo mi carácter. No me dejo de nadie. Si te tengo que decir las cosas, te las digo sin importar quién seás. Aprendí a decir las cosas de frente', reconoce ante la cámara del productor Eduard Rodríguez.
En el Ejército era el que estaba en los protocolos, de maestro en los actos cívicos. 'Siempre relacioné todo con el periodismo', argumenta sobre la elección de su profesión.
Se jacta porque garantiza que es de los pocos periodistas en el país que son multifacéticos. 'Me atrevo a decir que no hay tantos como yo', expresó de forma fría y sin titubear.
'Hago prensa escrita, deportes, entretenimiento; soy camarógrafo, editor y operador de audio, le hago de todo', detalla ante la Calculadora Deportiva.
Creyente en Dios, divorciado y desde hace varios años tiene esposa, pero dice que no está en sus planes legalizar su amor.
'No tengo planes de casarme. Todos los diciembres mi esposa me dice que nos casemos y no pasa nada. Cuando ya tuviste una experiencia, la pensás, aunque es algo que podría pasar', considera La Magalla, apodo establecido por su fascinación por el baile, quien explica el origen mientras se toca su dedo anular de la mano izquierda.
A pesar de afirmar que es fiel creyente del Todo Poderoso, es consciente de que vive en fornicación, según La Biblia en Éxodo, capítulo 20. 'No niego nada, yo lo sé'.
'El día que Dios me haga el llamado yo dejo Ritmo Catracho. Este proyecto sigue vivo porque Dios quiere, pero cuando Él me haga el llamado no se transmitirá más', anuncia mientras anuncia indirectamente que se acerca una nueva temporada.
Tiene 43 años de edad, 23 de experiencia en el periodismo, ha pasado por tres compañías televisoras y en unos 10 años imagina regresar a su lugar de nacimiento: Villa de San Antonio en Comayagua a pasar su vejez.
'Para ese tiempo ya voy a estar retirado en mi pueblo, viviendo tranquilo. Espero tener una moto pequeña porque soy amante de ellas, y también andar en una bicicleta de arriba para abajo', idealiza con una mirada perdida en el horizonte.
'El reguetón no es música, yo odio eso. Si me toca cerrar mi programa para evitar poner eso, lo hago sin pensarlo', dice con tono seguro en su voz, mientras el fotógrafo de EL HERALDO, Efraín Salgado, tras haberlo captado con su cámara, se disponía a bajar unas guayabas del árbol que nos daba sombra en el estadio El Birichiche de la capital hondureña.
Explosivo como la dinamita, sensible como los fósforos y confrontativo como un defensa enardecido, el periodista Alex Márquez no se guardó nada y aceptó el reto de someterse a la Calculadora Deportiva de EL HERALDO.
'Tengo mi carácter. No me dejo de nadie. Si te tengo que decir las cosas, te las digo sin importar quién seás. Aprendí a decir las cosas de frente', reconoce ante la cámara del productor Eduard Rodríguez.
Sus inicios
Estuvo en el Ejército, es maestro de educación primaria y en 2001 se graduó como periodista. 'Cuando llegué a la universidad ya sabía lo que quería, no fui de esos que se cambiaron de carrera', atiza en tono retador, quizá enviando una indirecta a algún colega.En el Ejército era el que estaba en los protocolos, de maestro en los actos cívicos. 'Siempre relacioné todo con el periodismo', argumenta sobre la elección de su profesión.
VEA: No jugar un Mundial, el sueño frustrado de Eduardo Bennett
Se jacta porque garantiza que es de los pocos periodistas en el país que son multifacéticos. 'Me atrevo a decir que no hay tantos como yo', expresó de forma fría y sin titubear.
'Hago prensa escrita, deportes, entretenimiento; soy camarógrafo, editor y operador de audio, le hago de todo', detalla ante la Calculadora Deportiva.
Su hijo favorito
Es padre de tres muchachos, pero es su programa Ritmo Catracho el que considera como su primer hijo. 'Es mi primogénito. Le invierto lo que sea, no me duele y no me importa cuánto cueste'.Creyente en Dios, divorciado y desde hace varios años tiene esposa, pero dice que no está en sus planes legalizar su amor.
'No tengo planes de casarme. Todos los diciembres mi esposa me dice que nos casemos y no pasa nada. Cuando ya tuviste una experiencia, la pensás, aunque es algo que podría pasar', considera La Magalla, apodo establecido por su fascinación por el baile, quien explica el origen mientras se toca su dedo anular de la mano izquierda.
A pesar de afirmar que es fiel creyente del Todo Poderoso, es consciente de que vive en fornicación, según La Biblia en Éxodo, capítulo 20. 'No niego nada, yo lo sé'.
'El llamado de Dios'
Aun así, Alex Márquez reitera que tiene un amor profundo por Dios, pues ha decidido que cuando Él lo llame a servir en su obra dejará de transmitir a su programa.'El día que Dios me haga el llamado yo dejo Ritmo Catracho. Este proyecto sigue vivo porque Dios quiere, pero cuando Él me haga el llamado no se transmitirá más', anuncia mientras anuncia indirectamente que se acerca una nueva temporada.
Tiene 43 años de edad, 23 de experiencia en el periodismo, ha pasado por tres compañías televisoras y en unos 10 años imagina regresar a su lugar de nacimiento: Villa de San Antonio en Comayagua a pasar su vejez.
'Para ese tiempo ya voy a estar retirado en mi pueblo, viviendo tranquilo. Espero tener una moto pequeña porque soy amante de ellas, y también andar en una bicicleta de arriba para abajo', idealiza con una mirada perdida en el horizonte.