No fue sorpresa para quienes seguimos el paso del deporte regional. La medalla de plata del marchista guatemalteco Erick Barrondo fue la cruz de salvación centroamericana en los juegos de Londres.
Tras los metales ganados por las hermanas Claudia (oro en 1996 y dos bronces en Sídney 2000) y Silvia Poll (plata en 88) de Costa Rica, más el oro de Irving Saladino de Panamá en salto largo hace cuatro años, el humilde guatemalteco le trae la quinta medalla a la región y la primera a Guatemala.
De allí para allá, el resto de atletas llegaron al menos a mejorar marcas y vivir la experiencia de coronación. Al final, de 61 atletas centroamericanos, apenas uno pudo conseguir una de las 959 medallas que dejó Londres.
Barrondo, nacido en una aldea llamada Chiyuc (a 210 al norte de la capital Guatemala), dijo que su país “ha sufrido mucho, pero que también ha soñado.
En la carrera iban grandes estrellas, pero también un guatemalteco que ha trabajado por esta medalla”, reconoció.
Barrondo ganó la medalla de oro en los pasados Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011, y solo así pudo construirse una casa de bloques de concreto, en lugar de una “choza” de láminas de zinc, todo un ejemplo de superación y ejemplo para los gobiernos de la región y su poco apoyo al deporte.
Decepcionaron
Primero en Costa Rica. Nery Brenes, el flamante campeón mundial de los 400 m bajo techo, se quedó en el heat eliminatorio. Además del triatlonista Leo Chacón, que se accidentó mientras iba en bicicleta, aunque con honor terminó la carrera.
En Panamá, Saladino saltó tres veces sobre los 8 metros, pero en las tres se le cantó falta. En fin, Centroamérica, a seguir trabajando.