TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Luego de estar casi tres años sin jugar, en 1995 llegaba a Honduras un -por entonces- desconocido portero argentino llamado Carlos Prono, quien viajaba desde su querida Argentina hasta el país centroamericano para enfundarse los colores del equipo más ganador del fútbol catracho: el Olimpia.
Sin imaginarlo, aquel espigado guardameta se terminó convirtiendo en uno de los máximos referentes en la historia del León y también uno de los mejores extranjeros que se ha visto en el balompié hondureño.
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Con su imponente estatura de 1.86 metros, sus grandes manos que le permitían atrapar el balón fácilmente y hacer el llamado “abanico” que ponía a delirar al pueblo olimpista en cada cancha del país y una melena que lo hacía lucir como todo un león bajo los tres postes, Prono no tardó mucho tiempo en ganarse el respeto de la hinchada merengue, pero no solo eso, también la admiración de esos rivales a los cuales en alguna ocasión les frustró un grito de gol.
Retirado en el año 2000, luego de no poder seguir con su amado Olimpia, club del que dijo que si salía no volvería a jugar más el deporte que tanto le apasiona, el meta argentino buscó en una primera instancia ser entrenador, pero posteriormente y de una forma un tanto inesperada terminó iniciando una destacada trayectoria como analista deportivo.
Motivado por el amor a su familia y principalmente por el pequeño Thiago, por quien no puede evitar que sus ojos brillen y una gran sonrisa cubra su rostro cada vez que menciona su nombre, actualmente Carlos es el director del programa radial y televisivo “Sin Anestesia”, en donde de lunes a viernes, con la misma pasión que en la cancha, analiza las principales acciones del fútbol hondureño e internacional.
Con comentarios orientados a mejorar el deporte en el país que tanto ama y le ha dado tanto, Prono se ha ganado el respeto de seguidores de los diferentes equipos de la Liga Nacional, pero también ha dejado otros “que duelen” y que le han distanciado de muchos clubes, incluyendo su amado Olimpia.
Un hincha de Racing que jugó en Independiente
El glorioso camino de Carlos Prono en el fútbol y en la vida inició un 5 de octubre de 1963 en Merlo, provincia de Buenos Aires, lugar en donde muy pronto daría sus primeros pasos en el deporte que tanto le apasiona y que muy pronto lo llevaría a escribir una historia que tuvo sus mejores capítulos en Honduras.
Mientras conversaba con EL HERALDO, Carlos recordó con mucha alegría su infancia en su natal Argentina, la cual siempre estuvo marcada por el fútbol, deporte que era su principal entretención en una niñez que desearía que su pequeño hijo de 8 años pudiera disfrutar actualmente.
“Siempre me gustó el fútbol porque en gran medida también no teníamos otras entretenciones como se las tiene hoy, en esa época no existían los celulares, las tablets, tenías cuatro canales de televisión en blanco y negro, entonces lo único que hacíamos era ver fútbol, jugar al fútbol y disfrutar de estar en la calle, al aire libre, no había vicios, era perfecto”, describió con mucha emoción el sudamericano.
Los primeros pasos de la leyenda del León en el fútbol de Argentina se dieron cuando este con apenas 13 años llegó a las inferiores del Deportivo Merlo, club de su ciudad natal, en donde muy pronto comenzó a brillar bajo el marco y al cumplir 15 pudo debutar como titular en su equipo.
El hecho de que un “niño” ya tuviera la responsabilidad de atajar con mucha categoría y ser llamado a las juveniles de la Selección de Argentina terminó llamando la atención de los principales clubes de aquel país.
Aunque muy pocos lo saben, el sueño de Carlos Prono era vestir los colores de Racing de Avellaneda, sentimiento que desde muy pequeño le inculcó su abuelo, pero paradójicamente terminó vistiendo los colores del eterno rival; Independiente.
A Prono no le fue nada mal con El Rojo, ya que con el siete veces ganador de la Copa Libertadores debutó en primera división con tan solo 17 años y además formó parte de un equipo de época que contaba con nombre como Ricardo Bochini (ídolo histórico), Daniel “El Ruso” Brailovsky, Alejandro Barberón, entre otras figuras.
El paso de Carlos Prono por el conjunto de Avellaneda fue más que fructífero, ya que logró ser campeón del fútbol argentino, aunque a pesar de ese logro su memoria aún guarda el lamentable recuerdo de que desde el banco no pudo celebrar a lo grande el título de Independiente, ya que ese mismo día su querido Racing descendió.
Angustia en Colombia
Cerca de los 21 años de edad y con las pocas garantías de poder pelear un puesto, Prono tuvo que tomar una drástica decisión, dejar las filas del Rojo para marcharse hacia el fútbol de Colombia.
“Llegó un momento donde tenía 20 años y seguía jugando en reserva y suplente en primera, era el tercer arquero, con 17 años está bueno, pero ya con casi 21 no me gustó eso, entonces me voy a hablar con José Pastoriza (DT de Independiente) y le pregunté qué iba a pasar conmigo, entonces me dijo que iban a traer un portero de Rosario Central y yo le dije que tercer arquero no quería ser más, si no voy a pelear el puesto para primer arquero me quiero ir, entonces hablo con él, se habla con la dirigencia y consigo el pase libre”, narró.
“Ese día lloré porque Independiente era más grande que Boca y River, en esa época, Independiente era el equipo más organizado del fútbol argentino”, añadió.
Tras su dura salida de los Diablos Rojos, el Once Caldas dirigido por Alberto Tardivo tocó la puerta del meta argentino para realizar una prueba, a lo cual este respondió con la seguridad que le ha caracterizado a lo largo de su trayectoria “pruebas no hago, si usted quiere voy para Colombia, sino no”.
“Le gustó tanto esa seguridad que le di yo que me acuerdo que estaba en mi casa a la noche, me llamaron para decirme que estaba contratado, viajas tal fecha para Colombia. Afortunadamente en los tres primeros partidos se dio todo, ganamos y empatamos con cero goles en contra, le atajo un penal a Gilberto Funes (jugador de Millonarios de Bogotá), se dio todo muy rápido gracias a Dios y ahí me quedé cinco años”.
A pesar de las buenas sensaciones que le dejaron su estadía en Colombia, Carlos Prono vivió una época muy complicada en dicho país, el cual a finales de la década de los 80 vivió una terrible ola de violencia producto del terror sembrado por los narcotraficantes.
Aunque muchos lo desconocen, el arquero argentino estuvo muy cerca de vivir en carne propia la brutalidad del crimen organizado en un confuso hecho que afortunadamente no pasó a mayores. Por increíble que suene, ese episodio fue clave para que pudiera llegar a Honduras, aunque antes tuvo que soportar un inclemente periodo sin jugar fútbol.
“En esos cinco años que estuve en Colombia era una época muy politizada en el país con los narcos, en ese entonces (1989) habían matado a Luis Carlos Galán (candidato a la presidencia), entonces se convulsionó mucho el país”, comenzó recordando.
“En un viaje me acuerdo que íbamos a jugar, estábamos en el aire, vienen las azafatas revisando los compartimientos, yo estaba en la salida de emergencia y me dicen: “mire que hay una bomba en el avión, cuando aterricemos puede explotar”. Para qué me dijo eso, estábamos dando vueltas en Bogotá y los únicos que lo sabíamos era yo y el muchacho que estaba al lado mío, vos veías que estaban bomberos en la pista alrededor”.
“Gracias a Dios, si lo estoy contando es porque no pasó nada, aterriza el avión, se abren las compuertas, entran tres tipos vestidos como astronautas, cuando abrieron la puerta salimos corriendo porque los únicos que sabíamos éramos yo y este muchacho, no vaya a ser que explote ahora. Bajamos y salimos picando por la pista, pero tengo el mejor de los recuerdos de Colombia, un país fantástico, de hecho tengo una hija colombiana, fueron cinco años muy buenos”, relató Prono durante su plática con EL HERALDO.
Aquella angustiosa experiencia, más la mala situación que atravesaba el Deportes Quindío, club en el que militaba, sumado al nacimiento de su hija, lo llevó a regresar a Argentina, en donde lo esperaba con los brazos abiertos Talleres de Córdoba.
Tras unos seis meses fantásticos con “La T”, Prono llenó el ojo de la Unión Española de Chile, club en donde estuvo dos años para luego regresar a Córdoba, pero esta vez no pudo firmar el acuerdo que deseaba con Talleres, sin embargo, como una luz que ilumina el camino apareció la posibilidad de cumplir su sueño: jugar en Racing de Avellaneda.
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Nacimiento de una leyenda merengue
El llamado de Norberto Cacho Recasens, representante de importantes futbolistas en Argentina se presentaba como la oportunidad idónea para vestir los colores de La Academia y jugar en el famoso Cilindro.
Aquello parecía ser un cuento de hadas luego de que Carlos Prono negociara su llegada a Avellaneda con el presidente del club, Juan De Stéfano, pero el hecho de tener que esperar seis meses para poder jugar terminaron haciendo que ese periodo de tiempo se convirtieran en cerca de tres años sin ver acción que estuvieron a punto de llevarlo al retiro.
“Vamos a la oficina, el presidente era De Stéfano, nos sentamos, arreglamos la parte económica, arreglamos todo y yo no lo podía creer porque estaba en mi equipo, pero le dijo que tenía que esperar seis meses. Iba a entrenar a entrenar a entrenar... después esos seis meses se convirtieron en casi tres años”.
Pero así como la posibilidad de llegar a Racing se presentó como una oportunidad única, desde una entonces desconocida Honduras para Carlos llegaba una llamada que terminó convirtiéndose en una luz en medio de la oscuridad, el rugido del Olimpia.
“Yo pensé que ya no iba a jugar más, tenía 31 años cuando iba todos los días a correr y me llama Daniel Lupieri, el que me había puesto en Chile y me dice: “Mira Carlos, hay una posibilidad para venir a jugar acá a Honduras, vas al Club Olimpia”, imaginate, yo dije sí, hace tres años que no juego”, comenzó relatando sobre su llegada al Rey de Copas.
A pesar de los intentos de Talleres por preservar al habilidoso arquero en el fútbol argentino, Prono venía decidido a Honduras, en donde el objetivo era uno solo; triunfar en el más ganador del fútbol hondureño.
“Imaginate que llevaba tres años sin jugar, sabes el deseo de estar en una cancha de fútbol de nuevo, de volver a un entrenamiento con compañeros, yo vine acá decidido. Yo sabía que venía a jugar, a concentrarme en jugar, yo veía todo lindo, todo espectacular. Yo tenía clarito a lo que venía, que era triunfar en el fútbol de Honduras”.
En un inicio, Carlos admitió que desconfiaba de la palabra de Lupieri, pero todo eso cambió una vez arribó al Aeropuerto de Toncontín, en donde al ver la presencia de muchas cámaras y periodistas se dio cuenta de la magnitud del equipo al que llegaba, algo que él describe como si lo hubieran llevada a “Disney World”.
“Cuando Lupieri me dice: “Vas al club más popular, de más arraigo, el más ganador y todo”, uno lo toma con pinzas, los empresarios siempre te van a dibujar que vas al mejor lugar del mundo. Pero cuando veo que empieza ya la gente en la calle, cuando llego al aeropuerto ese día veo que habían como 20 periodistas digo: “realmente es popular este equipo”. Con el tiempo me di cuenta que es el más grande de Honduras”.
“Estar tres años sin jugar es como que a mí me llevabas a Disney World, era de ser un exfutbolista a volver a ser futbolista, para mí era algo único, por eso estoy tan agradecido al Olimpia yo, imaginate, hubiese terminado mi carrera a los 28 años y el Olimpia me dio la posibilidad de volver a ser jugador de fútbol”.
Como lo es para todo extranjero que viene al fútbol catracho, el inicio no fue fácil, pero el carácter motivador, su buena convivencia con el grupo y la seguridad que brindaba bajo portería le abrió el camino al guardián merengue. Desde ahí el resto es una historia que se escribió con letras doradas.
El camino de Prono al “Olimpo Merengue” comenzó a forjarse gracias a sus grandes actuaciones en la cancha, su entrega en cada partido, su conexión con el público pero sobre todo por los éxitos, tanto individuales como grupales.
Carlos Prono se convirtió en todo un fenómeno a su llegada a Honduras, su peculiar estilo, sus icónicos suéteres, sus sagrados guantes y una relación muy poco vista entre jugador-afición le llevó a que hoy en día sea considerado como uno de los más grandes ídolos históricos del Viejo León.
Para Prono, el ascenso al podio merengue se dio gracias a “las actuaciones, los títulos, yo jugué cinco torneos, cuatro veces fui el menos vencido, de los cinco torneos llegamos cinco veces a la final, perdimos dos veces con Motagua en los penales, fuimos campeones centroamericanos de la UNCAF, en cinco años fueron tres torneos de Liga Nacional, uno de la Uncaf, dos subcampeonatos, cuatro veces menos vencido y lo otro que siempre se nombra: que soy el que les enseñó las canciones a las barras”.
Nacimiento de una pasión fiel que late por el León
Además de ser recordado como exitoso exjugador de Olimpia y comentarista deportivo, el nombre de Carlos Prono también ha sido asociado a lo largo del tiempo al nacimiento de las barras, específicamente la Ultra Fiel, la cual hasta nuestros días sigue poniendo color en la grada con su incondicional y única pasión por el Albo, al cual, como dicen muchos de sus cánticos, “siguen a todos lados”.
El surgimiento de algo que cambiaría para siempre la forma de alentar a un equipo de fútbol en Honduras tuvo lugar una noche que fue trágica para el León, precisamente una derrota 4-0 frente a Saprissa en la extinta Copa Interclubes de la UNCAF.
Aquella noche que fue negra para los de blanco Carlos la vivió desde el banco, pero entre tanta oscuridad logró ver una luz en la barra del cuadro morado, la cual montó un verdadero carnaval que los dejó maravillados a él y sus compañeros.
Ese día perdemos 4-0 con Saprissa y la verdad que la gente de Saprissa había llenado el estadio con los camisetas, revoloteando, cantando canciones ahí y todo y me acuerdo que al otro día estábamos en el aeropuerto y me acuerdo que “El Flaco” Pineda me dice: “¿Viste lo que era la barra del Saprissa?”, entonces yo veía a los muchachos, algunos de ellos muy jovencitos, muy pálidos, como que les había causado sensación, entonces yo les digo: “¿Y por qué no lo hacemos nosotros con el Olimpia?, nosotros tenemos más gente que Saprissa”.
“Entonces llegué a mi casa ese día, agarro una hoja y empiezo a adaptar canciones de Argentina, las adapto para el Olimpia. Hago canciones adaptadas al Olimpia, en esa época el que comandaba la hinchada del Olimpia era uno que le decían “El Gordo Marcio”, entonces viene él a la concentración en un hotel y le muestro las canciones, eran como tres o cuatro”.
“Agarró las canciones y me dijo que estaba bueno y se llevaba el papel, pero yo le dije que para donde iba, sabes entonarla, sabes como se canta, tenés idea de los altos y bajos, entonces le quité las hojas y le dije: “No, esto no te interesa”, ahí terminó todo”, comenzó narrando.
Pero la Ultra Fiel tendría su gran inicio en una visita del Albo a San Pedro Sula, luego de que un grupo de aficionados portando grabadoras y tomando los apuntes de las claves se acercaran a Prono. En ese momento nació algo que se convirtió en todo un fenómeno.
“Vamos a jugar a San Pedro Sula, a los 10 días, estábamos concentrados en el hotel y vienen como cuatro o cinco muchachos, veo que vienen con una grabadora para que yo les cantara esas canciones para ellos saber la entonación, entonces como en ellos sí vi interés”.
Ese día nació algo que inmediatamente se fue multiplicando en todo el país y hasta fuera de las fronteras patrias.
“Les canté las canciones y ese día eran cuatro locos cantando, al otro 40, al otro 400, después eran 4,000, después fue un fenómeno social y después fue una barra extraordinaria”.
En un inicio el fenómeno de las barras llegó a Honduras con la intención que tenía Prono, ponerle color a las tribunas, ser ese jugador número 12 que desde la tribuna levanta el ánimo de su equipo con luces, papelitos, cánticos y aplausos, pero el propio argentino lamenta que la situación de inseguridad del país terminó generando muchos incidentes violentos que mancharon la pelota.
“Con el correr de los años, yo me retiré en julio del 2000, nunca había pasado nada y después como todos sabemos el país convulsiona con las maras y creo que lamentablemente se fueron infiltrando a las diferentes barras y esta gente se fue alejando y puede ser por eso que ocurrieron tantas cosas negativas, pero el inicio de las barras era fantástico, era conmovedor, uno como jugador entraba a la cancha y se le erizaba la piel y si andabas medio mal ellos te levantaban, realmente fue muy bueno”, recordó un nostálgico referente olimpista.
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Leyenda del olimpismo
Desde su llegada a Olimpia en 1995, Carlos Prono no solo vino a triunfar, sino también a convertirse en todo un referente que aún es recordado por los más fieles aficionados merengues por sus cábalas, sus rituales, sus palabras para dar ánimo, su presencia en el arco y su gran habilidad para hacer enloquecer a toda la grada al hacer arte con sus manos.
Carlos Prono escribió su historia en Olimpia con letras doradas, siendo cuatro veces el portero menos goleado del campeonato hondureño y tres veces campeón de Liga Nacional con el León, sin embargo, su despedida del Rey de Copas se dio de la forma más triste posible.
La noche del 26 de agosto del 2000, bajo una inclemente lluvia y el drama que suponen los penales, Carlos Prono decidió colgar los guantes luego de la derrota en la final ante Motagua. El propio argentino, con cierta melancolía, describió a EL HERALDO que si no lo hacía en su querido Olimpia no jugaba más.
A pesar de no tener un final de color de rosas como lo hubiera merecido su historia como jugador de los Leones, en la memoria del exportero de 58 años perduran los gratos recuerdos de haber sido uno de los hombres que enriquecieron la extensa historia del Rey de Copas.
Además, Prono resalta que a pesar de defender a morir los colores del Albo, la afición de los equipos rivales lo respetan por todo su profesionalismo.
“Realmente fue algo muy bueno, siempre a estadio lleno, el reconocimiento de la gente, el respeto de los otros aficionados que no eran del Olimpia, porque si bien causaba antipatía por cómo estaba yo involucrado con el equipo, pero también sabían de mi profesionalismo, sabían que era un tipo leal, entonces había un respeto de las otras personas”.
Tras su retiro, Carlos Prono intentó ser entrenador soñando con algún día ser el timonel de los Leones, pero los azares del destino lo empujaron a una prolífica carrera como comentarista deportivo en Honduras, aunque en algunos momentos esto no ha sido impedimento para que el sudamericano sea una de las voces autorizadas para referirse a los temas del Albo, llegando también a recomendar a su amigo Pedro Troglio para que le devolviera la gloria después de mucho tiempo a los merengues.
“Yo creo que sí (voz autorizada), dentro de lo que cabe, no me refiero a la parte administrativa, pero en la parte deportiva sí, no hace falta ser un genio para darte cuenta si el equipo juega bien, juega mal, dónde hay puestos que mejorar, dónde sobran jugadores, porque hay demasiada calidad. De hecho a Pedro Troglio lo recomendé yo al Olimpia y mal no me fue, creo que Pedro anduvo muy bien acá”, destacó.
Una pasión “Sin Anestesia”
Tras deambular por los pasillos del Estadio Nacional luego de perder una nueva final ante Motagua el fin de la carrera futbolística de Carlos Prono había llegado, pero el argentino quería seguir ligado al deporte que le apasiona como entrenador, sin embargo, el destino le tenía deparado ser comentarista de deportes.
“Estaba convencido, que en algún momento lo iba a dirigir como lo dirigió Nahúm, Tosello, yo sabía que si era entrenador el Olimpia las puertas me las iba a abrir, por la ascendencia, por todo lo que había representado en el club, lo que sentía el aficionado por mí, yo decía que la oportunidad la voy a tener, después va a depender de mí aprovecharla o no, entonces me fui a hacer el curso de entrenador, pero en esa época era un desorden todo”.
En ese momento, el destino llevó a Carlos Prono a coincidir con Henry Gómez, quien estaba a las puertas de crear un programa deportivo que contara con la participación de un exfutbolista como analista, siendo el argentino la pieza ideal.
Desde ese momento, Carlos se sumó a “Los Intocables del Fútbol”, los cuales en su alineación tenían a los periodistas Henry Gómez y Jimmy Arturo Rodríguez, además del exentrenador uruguayo Ernesto Luzardo (QDDG). A partir de ahí, era intocable el comentario de los panelistas luego de cada jornada de Liga Nacional.
En un camino de casi 15 años al lado del panel de “Los Intocables del Fútbol” Carlos siguió triunfando en el deporte que tanto le apasiona, nada más que en una faceta diferente.
Gracias a su faceta de analista deportivo pudo presenciar los Mundiales de Sudáfrica 2010 y Brasil 2014, al igual que una ardua cobertura de los partidos de la Selección Nacional de Honduras a lo largo del mundo.
“Con Los Intocables fui al Mundial de Sudáfrica, fui al Mundial de Brasil, fuimos a todos los partidos habido y por haber en las eliminatorias, con Los Intocables éramos frecuentes, teníamos millas de viajero, teníamos millas frecuentes, con Los Intocables no había evento que no cubriéramos”.
Luego de cientos de acalorados debates e inolvidables coberturas en la mesa de “Los Intocables”, nació en Carlos ese deseo de independizarse y crear su proyecto bajo sus ideas, surgiendo así “Sin Anestesia”.
“Estaba en Los Intocables y creía que era el momento de independizarme, tenía mis ideas, quería formar un staff con solamente exfutbolistas entonces así surge la idea el medio era Maya TV”.
“Arrancamos, porque no había horario en la noche, fue el primer programa de deportes que se hacía de forma simultánea, en el cual estábamos de 8:30 a 10:00 de la mañana en televisión y en Radio Cadena Voces y así estuvimos casi un año hasta que se abre un espacio en la noche y es ahí cuando prefiero irme a la noche. Sin Anestesia nació el 2 de noviembre de 2015”.
Con una amplia trayectoria en medios de comunicación en Honduras, Carlos Prono dejó claro ante EL HERALDO que al igual que cuando se ponía los guantes para saltar a la cancha, le apasiona mucho estar detrás de un micrófono y hablar de lo que más le gusta; el fútbol.
“Me apasiona muchísimo mi trabajo, es más, no lo veo como un trabajo, es hasta ofensivo decir que es un trabajo porque lo disfruto mucho, me prepara bien para cada programa, soy de esas personas asquerosamente organizadas, quiero que salga todo perfecto, porque trato de hacer todo lo posible en la previa para que salga así”.
A pesar de su reconocido sentimiento por el Olimpia, Carlos Prono señala que a la hora de estar ante las cámaras de televisión y micrófonos de radio hay que dejar a un lado el pasado como jugador, pero siempre con mucha pasión hay que analizar la actualidad del deporte nacional e incluso dejar “comentarios que duelen”, tal y como reza el slogan de su programa.
“Una vez también escuche a un periodista argentino que me dijo que el periodista deportivo no debe de tener o involucrarse mucho en lo sentimental con jugadores o entrenadores, porque puede desvíar un poco tu objetividad”.
“Ante todo me debo al programa y ahí te ve gente del Olimpia, Motagua, Real España, Marathón, etc, entonces si yo digo que todo es lindo cuando no es lindo pierdo objetividad, entonces pierde el programa también, por lo que cuando yo estoy con el micrófono trato de ser objetivo y trato de ser lo más imparcial posible, cuando estoy fuera del micrófono soy hincha del Olimpia lógicamente”.
Pero a pesar de ser un ídolo de la institución y llevar en la sangre el amor por el León, los cuestionamientos de Carlos le han generado los reclamos de entrenadores merengues, incluido el propio Pedro Troglio, y hasta el distanciamiento con la directiva del club.
Durante su conversación con EL HERALDO, el argentino reveló que actualmente las relaciones con el club del cual es ídolo no son muy buenas producto de una de sus famosas editoriales, las cuales son la columna vertebral de su programa.
“Mi relación con Olimpia hoy no es tan buena por una editorial que hice en el programa con respecto a tres jugadores del Olimpia en la era de Pablo Lavallén, no le gustó mucho a los directivos del Olimpia y no lo hice con la intención de ir contra la institución”, reconoce antes de destacar lo que es el Viejo León para él.
“Para mí la institución es... (suspira) mira que estuve en Talleres, Independiente, Unión Española, Deportes Quindío, Once Caldas y siempre pongo al Olimpia por sobre todas pero no lo tomaron a bien y me da la sensación que hay algo de tirantez, no de parte mía, pero bueno, así son las cosas”.
Saliendo adelante
Como a muchas personas en el mundo, la pandemia afectó a la familia de Carlos Prono, siendo el pequeño Thiago el que peor la pasó luego de contagiarse con el virus durante unas vacaciones en La Ceiba. Aquel episodio vulneró por muchas noches al que en su momento fue todo un muro en la portería.
“Mi señora y yo entramos en un mar de lágrimas, estábamos desechos y yo llamé al doctor Carlos Umaña, cuando lo llamo me dijo: “A mí me preocupas más vos que él, él es un niño quedate tranquilo”, entonces yo lo dije, “doctor no se preocupe, cure a mi hijo y al siguiente día estoy bien”, reconoció.
La zozobra que se mantenía en su hogar afectó mucho a un Carlos Prono que por aquellos días pasó muchas noches sin dormir y perdió mucho peso, sin embargo, el hecho de ver que su hijo finalmente pudo ganarle la batalla a la mortal enfermedad fue toda una inyección de adrenalina para un siempre entusiasta y motivador exfutbolista argentino.
“Agradezco a Dios de tenerlo al lado siempre y creo que formamos una linda familia junto a mi señora”, señala sonrientemente tras recordar el difícil momento que vivió junto a sus seres queridos en 2021.
A las puertas de cumplir 59 años, Carlos Prono muestra su gratitud con Honduras, país que le ha abierto las puertas y donde ha podido triunfar en la cancha, en los medios de comunicación y sobre todo en la vida, formando una hermosa familia que es su principal motor de arranque.
Aspirando con seguir destacando en su programa e iniciar nuevos proyectos como una academia de fútbol junto a su amigo Nahúm Espinoza en un futuro no muy lejano, Carlos no puede ocultar su satisfacción con lo que ha logrado en tierras hondureñas, país al que llegó a trascender hace 27 años.
“Voy a cumplir 59 años, he hecho más de lo que hubiese deseado o imaginado cuando era un niño, nunca imaginé que iba a ser jugador de fútbol, menos que iba a jugar en una selección de Argentina, en el exterior, menos que iba a ser querido y menos que a los 58 años iba a poder vivir de algo que me apasiona. ¿Qué más le puedo pedir a la vida?, que Dios siga haciendo lo mismo”.
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