Bustillo dice que está listo para la exigente prueba de la Calculadora Deportiva, pero entre el saludo y la ronda de preguntas hay mucha tela por cortar para conocer a la persona detrás del presentador de HCH Deportes.
Tras acomodarse en una butaca frente a una portería de las canchas de Futeca, el comunicador fue muy franco: 'No me vayás a reventar, ja, ja, ja'.
Nacido el 7 de abril de 1985, Gerardo Alberto Bustillo Oseguera vivió los primeros cinco años de su vida en la colonia Centroamérica Oeste de Comayagüela, aunque terminaría creciendo en Lomas del Cortijo junto a sus hermanos, Carlos y Víctor Bustillo.
El culpable que empezara a practicar el fútbol fue su abuelo, José Leoncio Oseguera, quien dirigía el equipo infantil de fútbol 'Cachorros'.
Así que la pelota se convirtió en su mejor amiga en unas canchas de la Flor del Campo donde lo que más faltaba era la grama y lo que más abundaba era la tierra y las piedras puntiagudas.
Pasión por Olimpia
Otro culpable también fue su padre. Gerardo recuerda que don Carlos Bustillo era 'un enfermo de Olimpia'. Cada vez que jugaba en la capital, los Bustillo eran los primeros en entrar al Estadio Nacional para tener la mejor posición donde celebrar los goles del Viejo León.
'Mi sueño era vestir la blanca de Olimpia', confesó el periodista.
La casa de los Bustillo se respiraba fútbol, y aquel cipote de piel trigueña se encargaba de transpirarlo en las canchitas de la escuela Óscar A. Flores. 'Era el que movía los compañeros', nos confiesa con una sonrisa media pícara.
El balón no siempre trajo alegrías al hogar. Gerardo se quedó en 12 de las 13 clases en el primer grado de bachillerato. La pelota era la culpable. 'Me acuerdo que la gavilla era con Luis Rodas y Fernando Castillo, era la 'marita' con la que me llevaba'.
Su madre, doña María Dolores Oseguera, le dio un castigo ejemplar, con la clara advertencia: 'Ni creas que vas a hacer recuperación'.
Como no se podía separarse de la pelota, Gerardo halló en las Fuerzas Básicas de Olimpia su segunda familia y logró pasar por varias categorías hasta llegar a los 18 años.
Sin embargo, una frase de Óscar Cocli Salgado, catador de talentos en aquella época, le puso lápida a sus aspiraciones: 'Miles lo sueñan y solo el 1% logra llegar'. Seguidamente fue notificado que ya no lo requerían más en el Albo.
Una vez graduado de la secundaria y separado del equipo en el que un día soñó jugar con su ídolo Wilmer Velásquez, emprendió un viaje hacia la madre patria España, con la meta de estudiar periodismo deportivo.
Pasó casi un año, tiempo durante el cual sus sueños se estrellaron con la realidad. 'Lo más duro que me tocó fue trabajar mucho y saber que el dinero es...( hace una pausa y respira profundamente) ser emigrante es lo peor, porque trabajas, trabajas y te das cuenta que el pisto cuesta'.
Lección aprendida. Maleta en mano, Gerardo regresó a Honduras y en 2007 decidió matricularse en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH). Consciente que cada período era un escalón más en su meta, terminó la carrera en 2010.
Mientras cursaba la clases, no perdía la oportunidad de leer Diario Deportivo Diez, específicamente las crónicas de un tal Kenny Castillo, que llegaban a estremecerlo. 'Yo tengo que escribir como ese 'men''.
Laboró por algunos años en el medio que había soñado, luego escribió prensa general en Proceso Digital, pero él sabía que no era lo suyo. 'Cubría de todo, pero no era feliz. Hablé con mi esposa y decidimos salir de la empresa'.
Se refiere a la periodista Karla Fernández, su esposa, quien se ha convertido en la persona que hace posible todo su accionar, pues él considera que 'es la mujer que me trajo paz y felicidad a mi vida',
Aunque previo a su actual relación sufrió una dolorosa separación, confiesa que 'nunca estuve peleado con el amor', pues de ese vínculo nació Aranza Valentina Bustillo, su primera hija y 'mi todo en la vida'.
Fútbol picante
Ahora lleva más de un año en HCH, y la controversia ha venido sujeta al programa. 'Yo a la gente le digo que esto es un show, mi estilo es polémico. Qué aburrido sería el fútbol si no le metemos picante'.
'Mi sueño a futuro es tener mi propio medio de comunicación, pero estoy feliz en HCH', sentencia Gerardo.
Gerardo tiene palabras de gratitud para cada jefe que ha cuidado sus letras antes que alguien más las lea. 'No hay jefes malos, el jefe que te exige es porque quiere que aprendás. Óscar Flores para mí fue la mayor escuela en el periodismo, y le agradezco a Fabricio Castillo que me enseñó a escribir'.
Sin embargo, no puede decir lo mismo del resto de la prensa deportiva. 'Me da tristeza en cierta parte, son bien cajoneros, son pocos lo que buscan una noticia verdadera. Se nos ha perdido la creatividad por las plataformas digitales'.
Y si el Olimpia fue su escuela deportiva, la pastoral juvenil fue la academia espiritual que tantó necesitaba. 'Yo católico y asisto a la parroquia San José Obrero de El Pedregal'.
La conversación pudo seguir por más tiempo, pero el tiempo apremiaba por las obligaciones periodísticas de Gerardo. Balón en mano, como reviviendo las horas más gratas de su infancia y adolescencia, posó para la cámara.
-¿Qué tal sos para las estadísticas?
-Malo, ja, ja, ja. Me vas a matar, estoy seguro.