Honduras vivió al mando de Jorge Luis Pinto el proceso eliminatorio más traumático de la historia rumbo a los mundiales. Un sube y baja de emociones y sin sabores que dejó a equipo tendido en el camino. Aunque en la última estación contra todo pronóstico.
Desde que el colombiano llegó, se creyó que Honduras podría tener mejores derroteros que los que dejaron sus compatriotas Reinaldo Rueda y Luis Fernando Suárez, quienes lograron las clasificaciones a los mundiales 2010 y 2014.
Con Pinto, las cosas no iniciaron bien desde su llegada por su controversial método de entrenos, que auyentó a muchos de la Selección y aceleró el retiro de algunos consagrados del equipo, como Noel Valladares y Carlo Costly, aunque este último regresó para los últimos encuentros.
Bajo el mando de Pinto, hubo una rebelión de jugadores que prefirieron no integrar el equipo nacional, evitaron convocatorias y hasta asumieron papeles de víctimas.
A esto habrá que sumar que durante la eliminatoria, el equipo perdió la eliminatoria en casa desde que se dejó derrotar por Panamá en el inicio del hexagonal, más que los goles de último minuto que le anotaron de visita.
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Aunque hay que decir que al entrenador colombiano se le podrán subrayar sus métodos, también habrá que decir que es un hombre que se entregó a cuerpo entero por el equipo.
Baje este último parametro, Honduras encontró en el último semestre al menos perfilar una base de jugadores a la que se le debe ir posicionando para el Mundial de Catar 2022.
Bajo el mando de Pinto, Honduras hizo 18 partidos eliminatorios en general de los que apenas ganó 5, empató 7 y perdió 6, recibió 28 goles y solo anotó 22.
Al final como en toda empresa, las utilidades de la administración Pinto son de un 40%, afectados a veces por su terquedad, otras veces por rebeliones innecesarias, y hasta por el FIFAGATE en la caída de Rafael Callejas y Alfredo Hawit de Concacaf y Fenafuth si se quiere.
