BUDAPEDT, HUNGRÍA.- El
Puskas Arena de Budapest, cuyo nombre homenajea a Ferenc Puskas, el mejor jugador húngaro de la historia, será el primero que se llenará en
Europa desde que explotara la pandemia de coronavirus en marzo de 2020. Su primera cita, el
Hungría-Portugal del martes en la
Eurocopa.
La UEFA confirmó que se tratará del primer partido internacional con 100% de público en Europa desde marzo de 2020, contando encuentros de clubes y de selecciones.
El estadio, inaugurado en 2019 y bautizado Puskas Arena en honor de la estrella del gran equipo húngaro de los años 50 (campeón olímpico en 1952 y subcampeón mundial en 1954), rugirá a pesar de que muchos se preocupan por los efectos de la pandemia.
Tras su apertura en noviembre de 2019 por parte del primer ministro Viktor Orban, ha estado prácticamente inutilizado debido a las restricciones por el covid-19. El martes por fin rugirá con su selección recibiendo a la vigente campeona europea.
Después Hungría recibirá a Francia, vigente campeona mundial, que repetirá en Budapest el 23 de junio ante Portugal.
Además está previsto un partido de octavos el 27 de junio.
La emoción es palpable en Budapest, con los hinchas corriendo para comprar las últimas entradas disponibles, vendidas en dos horas en la página de la UEFA en abril.
Pero la perspectiva de las gradas llenas, a diferencia de las otras 10 ciudades anfitrionas de la Eurocopa, que contarán con aforos inferiores al 50%, es vista con preocupación por no pocos.
Con 310 muertos por 100.000 habitantes, este país de la Europa Central ha sido uno de los más afectados del mundo por la pandemia.
El número de contagios ha descendido en las últimas semanas, pero Gabriella Lantos, experta en salud de un partido de la oposición, estima que es 'irresponsable' regresar ya a la vida de antes.
'Todavía no hemos alcanzado la inmunidad colectiva', subraya, recordando que la variante Delta, detectada por primera vez en la India, 'podría provocar una cuarta ola'.
'La decisión húngara es 'un riesgo calculado', según Gergely Marosi, periodista especializado en el fútbol que trabaja en Budapest.
'Las señales de un gran peligro son débiles, pero no sabemos', añadió.
La UEFA confirmó que se tratará del primer partido internacional con 100% de público en Europa desde marzo de 2020, contando encuentros de clubes y de selecciones.
El estadio, inaugurado en 2019 y bautizado Puskas Arena en honor de la estrella del gran equipo húngaro de los años 50 (campeón olímpico en 1952 y subcampeón mundial en 1954), rugirá a pesar de que muchos se preocupan por los efectos de la pandemia.
Tras su apertura en noviembre de 2019 por parte del primer ministro Viktor Orban, ha estado prácticamente inutilizado debido a las restricciones por el covid-19. El martes por fin rugirá con su selección recibiendo a la vigente campeona europea.
Después Hungría recibirá a Francia, vigente campeona mundial, que repetirá en Budapest el 23 de junio ante Portugal.
Además está previsto un partido de octavos el 27 de junio.
La emoción es palpable en Budapest, con los hinchas corriendo para comprar las últimas entradas disponibles, vendidas en dos horas en la página de la UEFA en abril.
Vacunas y PCR
La Federación Húngara de Fútbol (MLSZ) intenta combinar entusiasmo y cumplimiento de las reglas sanitarias: para entrar al campo se pide un test PCR negativo a los extranjeros y una prueba de vacunación para los húngaros.Pero la perspectiva de las gradas llenas, a diferencia de las otras 10 ciudades anfitrionas de la Eurocopa, que contarán con aforos inferiores al 50%, es vista con preocupación por no pocos.
Con 310 muertos por 100.000 habitantes, este país de la Europa Central ha sido uno de los más afectados del mundo por la pandemia.
El número de contagios ha descendido en las últimas semanas, pero Gabriella Lantos, experta en salud de un partido de la oposición, estima que es 'irresponsable' regresar ya a la vida de antes.
'Todavía no hemos alcanzado la inmunidad colectiva', subraya, recordando que la variante Delta, detectada por primera vez en la India, 'podría provocar una cuarta ola'.
'La decisión húngara es 'un riesgo calculado', según Gergely Marosi, periodista especializado en el fútbol que trabaja en Budapest.
'Las señales de un gran peligro son débiles, pero no sabemos', añadió.