Lorena Ochoa apenas iniciaba el camino que la llevaría a ser la número uno del mundo y el golf no era un deporte de multitudes en México.
“No era un deporte que haría que un muchacho dijera, ‘papi, quiero jugar al golf’”, comentó Fassi. “Vivíamos prácticamente en un campo de golf en Pachuca. Nueve hoyos. Iba con mis hermanos a verlos pegarle a la pelota. Un día alguien me dijo: ‘vienes, pero nunca juegas’. Empecé a darle a la pelota y me gustó mucho”.
Ahora el mundo del golf la observa, deseoso de ver lo que su swing y personalidad pueden hacer por el circuito de la PGA.
Suzy Whaley, presidenta de la PGA of America, jugó con Fassi en un torneo pro-am y pronosticó que la mexicana será “la gran superestrella” del circuito femenino, el LPGA.
El comisionado de la LPGA, Mike Whan se le presentó a la novata de 21 años en una práctica en Hazeltine y le confesó que “nunca oí hablar más de una jugadora que de ti”.
Sin embargo, semejantes expectativas son peligrosas. Abundan los casos de jugadores que asomaron como grandes promesas con los que no pasó nada.
Fassi, no obstante, no le teme a las presiones.
“Alguien tiene que ser la próxima gran estrella. ¿Por qué no puedo ser yo?”, expresó. “Quiero llegar a serlo. Sé que debo trabajar mucho y ser paciente, y que algún día lo conseguiré”.
Whan oyó hablar de Fassi por primera vez hace algunos años. Hizo maravillas durante la ronda final del Campeonato Nacional Amateur de Augusta, donde se la vio recogiendo sostén del tee cuando la pelota estaba todavía en el aire.
Terminó segunda, detrás de su gran amiga Jennifer Kupcho. Al mes siguiente coronó sus cuatro años en la universidad de Arkansas ganando el título universitario de la NCAA.
Fassi, quien fue admitida en la LPGA en diciembre y postergó su afiliación hasta que terminó la universidad, juega esta semana su cuarto torneo profesional en Arkansas.
Debutó como profesional con rondas de 68-70 en el US Open de Mujeres, donde terminó en la 12da posición. Una segunda y tercera ronda flojas en el PGA femenino la dejaron en la 48va. Pero su potencial es tal que se colocó en el mismo grupo que la campeona, la sudcoreana Jeungeun Lee, y que la estrella canadiense Brooke Henderson en Hazeltine.
No hay duda del atractivo que ejerce la mexicana, aunque todavía no tenga una imagen pulida.
Fassi hizo un disparo desde el tee en el hoyo 15 de Hazeltine, de par cinco, que maravilló al público, el cual siguió la trayectoria con curiosidad, para ver hasta dónde llegaba la pelota. El voluntario que toma nota de las distancias desde el tee despejó las dudas: 321 yardas. En lugar de buscar el centro del green, le apuntó a la banderilla. Se quedó corta y fue a parar al bunker. De todos modos, logró salvar el par.
Ya aprenderá con la experiencia. Por ahora, divierte a la gente.
Tiene un swing muy personal, que puede mejorar con los años.
“Cuando empecé a jugar, el primer maestro que tuve en Pachuca dejó que desarrollara mi propio swing”, explicó. “A partir de allí, con todos los técnicos que tuve trabajamos en base a eso. Tenía caderas rápidas y nadie quería meterse con eso. No lo sabía por entonces, pero resultó ser algo positivo”.
Su bolsa la lleva Gary Matthews, caddie veterano que trabajó con Sergio García, Anthony Kim, Lydia Ko y más recientemente con Charl Schwartzel, hasta que una lesión en una muñeca puso fin a su temporada. Fassi le recuerda los comienzos de Tiger Woods porque tiene una potencia cautivante. Pero a Woods le tomó algunos años pulirse.
“Cuando aprenda a usar los palos mejor, va a ser dominante”, pronosticó Matthews.
Fassi ya sobresale en un aspecto: tiene un título universitario en administración deportiva. Fue a Arkansas inicialmente por un año, pero después no quiso irse.
Se encariñó con sus compañeras y sus técnicos. Iba más a los partidos de básquetbol de los Razorbacks que a los de fútbol americano. 'Me gusta más el fútbol americano, pero los partidos son demasiado largos”, comentó. Organizaban comidas en los estacionamientos de los estadios. Aprendió a manejarse por sí misma.
La experiencia en Arkansas “incidió en lo que soy hoy como golfista, pero más todavía en lo que soy como persona”, señaló.
Ahora se siente lista para las grandes ligas y las expectativas que la rodean. Fassi es intrépida en la forma en que juega y piensa. No se siente una estrella, pero no le escapa a esa noción.
En la muñeca tiene una pulsera que dice “One day closer” (un día más cerca).
¿Más cerca de qué? De todo.
“Es un recordatorio de que debo vivir el presente y de que estoy en camino”, explicó.