BARCELONA, ESPAÑA.- Miles de elementos de la policía y guardias de seguridad privada se desplegaron el miércoles dentro y en los alrededores del
Camp Nou de Barcelona para garantizar que una protesta del movimiento separatista catalán no alterara la realización de uno de los partidos de fútbol más seguidos a nivel mundial.
El Barcelona, líder de la Liga española, recibe a su archirrival y segundo de la tabla Real Madrid, y los separatistas aprovecharon la cobertura global de más de 650 medios para exigir la independencia catalana de España.
Aproximadamente 100,000 aficionados acudieron al clásico en el estadio más grande de Europa, y más de 3,000 policías y guardias de seguridad fueron asignados en el lugar. El juego inició sin incidentes.
Los elementos de seguridad confiscaron máscaras con el rostro del astro argentino del Barsa, Lionel Messi, a aficionados que ingresaban al estadio, que al parecer serían usadas a fin de no ser identificados por las cámaras de circuito cerrado en caso de desmanes.
Tras el arranque del juego, algunos aficionados sostuvieron carteles azules que decían “España, siéntate y dialoga” y “LIBERTAD”. Otros coreaban en catalán “Libertad a los Presos Políticos”. Tales mensajes eran en referencia a la negativa del gobierno español a discutir la independencia de Cataluña y del reciente encarcelamiento de nueve líderes secesionistas por sus roles en un fallido intento independentista en 2017.
El clásico había sido pospuesto el 26 de octubre ante los temores de que los independentistas -en ese entonces en medio de una oleada de protestas violentas- trataran de interrumpirlo.
Barcelona es la capital de Cataluña, una adinerada región del noreste del país. El gobierno español se opone a la separación argumentando que eso violaría su Constitución.
Los organizadores de la protesta señalaron que cerca de 25,000 personas se apuntaron en el llamado a congregarse cerca del Camp Nou y tratarían de ingresar al estadio.
El grupo separatista en línea Tsunami Democrático, que se encuentra detrás de la protesta, publicó un mensaje a través de las redes sociales en que anunciaba las manifestaciones.
Horas antes del arranque del partido programado para las 1900 GMT, la policía instaló barricadas metálicas en los alrededores del estadio. Los autobuses de ambos equipos lograron ingresar al Camp Nou sin problemas.
Previo al encuentro se respiraba un ambiente de fiesta y era difícil diferenciar a los aficionados de los manifestantes, que llegaron a cerrar momentáneamente algunas calles aledañas al estadio.
El sentimiento separatista creció marcadamente en C ataluña durante la recesión mundial que golpeó con fuerza a España. Los cerca de 7,5 millones de habitantes de la región catalana están divididos casi equitativamente en cuanto a una postura sobre la separación, de acuerdo con ondeos y resultados de referendos.
Los separatistas han usado por años el Camp Nou como plataforma de sus protestas y en algunos partidos han coreado “Independencia” y han desplegado pancartas.
El Barcelona, líder de la Liga española, recibe a su archirrival y segundo de la tabla Real Madrid, y los separatistas aprovecharon la cobertura global de más de 650 medios para exigir la independencia catalana de España.
Aproximadamente 100,000 aficionados acudieron al clásico en el estadio más grande de Europa, y más de 3,000 policías y guardias de seguridad fueron asignados en el lugar. El juego inició sin incidentes.
Los elementos de seguridad confiscaron máscaras con el rostro del astro argentino del Barsa, Lionel Messi, a aficionados que ingresaban al estadio, que al parecer serían usadas a fin de no ser identificados por las cámaras de circuito cerrado en caso de desmanes.
Tras el arranque del juego, algunos aficionados sostuvieron carteles azules que decían “España, siéntate y dialoga” y “LIBERTAD”. Otros coreaban en catalán “Libertad a los Presos Políticos”. Tales mensajes eran en referencia a la negativa del gobierno español a discutir la independencia de Cataluña y del reciente encarcelamiento de nueve líderes secesionistas por sus roles en un fallido intento independentista en 2017.
El clásico había sido pospuesto el 26 de octubre ante los temores de que los independentistas -en ese entonces en medio de una oleada de protestas violentas- trataran de interrumpirlo.
Barcelona es la capital de Cataluña, una adinerada región del noreste del país. El gobierno español se opone a la separación argumentando que eso violaría su Constitución.
Los organizadores de la protesta señalaron que cerca de 25,000 personas se apuntaron en el llamado a congregarse cerca del Camp Nou y tratarían de ingresar al estadio.
El grupo separatista en línea Tsunami Democrático, que se encuentra detrás de la protesta, publicó un mensaje a través de las redes sociales en que anunciaba las manifestaciones.
Horas antes del arranque del partido programado para las 1900 GMT, la policía instaló barricadas metálicas en los alrededores del estadio. Los autobuses de ambos equipos lograron ingresar al Camp Nou sin problemas.
Previo al encuentro se respiraba un ambiente de fiesta y era difícil diferenciar a los aficionados de los manifestantes, que llegaron a cerrar momentáneamente algunas calles aledañas al estadio.
El sentimiento separatista creció marcadamente en C ataluña durante la recesión mundial que golpeó con fuerza a España. Los cerca de 7,5 millones de habitantes de la región catalana están divididos casi equitativamente en cuanto a una postura sobre la separación, de acuerdo con ondeos y resultados de referendos.
Los separatistas han usado por años el Camp Nou como plataforma de sus protestas y en algunos partidos han coreado “Independencia” y han desplegado pancartas.