SAN PEDRO SULA, HONDURAS.- Don Osman Elis, padre de Alberth Elis, mencionó la frase “milagro de Dios” en 15 ocasiones durante la charla con Diario El Heraldo para contar en primera persona, los momentos más angustiosos tras la lesión cerebral que sufrió el futbolista del Girondins de Bordeaux y cómo la vida le dio otra oportunidad. Su relato es duro, sus frases son contadas con el corazón en la mano y con sonrisa de victoria.
Son pocas, mejor dicho, contadas con la palma de la mano, las personas que pudieron palpar los días más angustiosos de la familia Elis Hernández, cuando aquel potente, fornido y espigado atleta, transformó su vida de la noche a la mañana y regateó con sus zancadas a la muerte. Fueron momentos de angustia, dolor y lágrimas que rodaron junto a la cama, desde el día del accidente, hasta que se levantó sin saber quién era él.
Alberth Josué perdió la memoria durante 10 días, los más duros y largos para los padres, y hoy don Osman, rememora cómo aquellas cinco o seis máquinas que monitoreaban los signos vitales de Alberth y hasta una que sonaba cuando La Panterita tenía dolor, le parece escucharlas cuando cierra sus ojos para dormir. El drama fue superado y ahora todo es agradecimiento, una victoria conquistada por amplio marcador, imposible de remontar en el juego de vuelta.
“Solo Dios sabe lo que hace y se lo dejamos a él, fue algo fuerte y sinceramente es como un milagro que Dios ha hecho en la familia y la vida de nosotros, y de Honduras. Sabemos que Alberth da la vida en la cancha y esperamos, primero Dios que vuelva”, narra don Osman, el patriarca de los Elis.
Sus palabras son tan sinceras que al solo escucharlo y sentir cómo toma fuerzas para no quebrarse al contar esos episodios, parece que quisiera borrar de su mente ese pasado, pero no puede, es un motor de vida que le ha ayudado a creer en las cosas imposibles. Alberth vivió durante ocho días con memoria de un niño. Deambuló y hacía cosas que no coincidían con la realidad, un shock que doblegó hasta el más fuerte de la familia.
“No sé cómo decirle, pero lo de Alberth es un milagro”, repite una y otra vez don Osman mientras se lleva la mano al mentón. Hubo días, recién salido del hospital que Alberth llegó a tener la memoria de un niño. Su mamá le decía: “hijo vaya báñese, y él se quitaba la ropa delante de ella, sin saber que estaba así... no sabía lo que hacía. Su madre se ponía a llorar porque pensaba que él iba a quedar así de por vida, pero era parte del proceso y todo fue mejorando hasta volver a ser otra vez el mismo Elis”.
Los días fríos de ese invierno de febrero en el hospital fueron de angustia. La sala de Cuidados Intensivos del Hospital Universitario de Bordeaux donde Elis fue ingresado desde el 28 de febrero hasta el día que fue traslado a una clínica; más de 10, se convirtió el hogar por don Osman y su esposa. Desde las 11 de la mañana hasta las 12:00 de la media noche, estaban orando y vigilando al lado de la cama viendo a su hijo luchaba por su vida.
Cada instante era una eternidad. Los segundos se convertían en horas, las horas en días y los días en meses. “Parecía que cada minuto dentro de esa sala no terminaba”, relata el padre de Alberth. Y es que ver tubos, cables, luces y sonidos de las máquinas que mantenían vivo a Elis, se estaba convirtiendo en una encrucijada para los papás del futbolista. “Yo miraba aquellas luces y decía, ¿qué pasará?. Me aferré a la fe de que todo iba a salir bien porque confiamos y creemos que Dios todo lo puede y el milagro se hizo, no fue fácil”, relató.
Los médicos hablando en francés, las lágrimas de su madre, más la fortaleza de un padre que lloraba en silencio y por dentro al ver a su hijo en coma, se combinaban con las llamadas de amigos y familiares que querían saber cómo estaba Alberth. “Los médicos lo sedaron de una forma que su cerebro estaba tan protegido que no podía recibir ni una alerta. Había tantos cables y mangueras conectadas a mi hijo, que... es que era algo nunca visto. Creo que el poder de Dios y la tecnología de la medicina tan avanzada que está en Europa es la que tienen a Alberth hoy con nosotros. Por eso estamos agradecidos con Dios por el milagro”, comentó.
“Cuando los médicos digan que está apto para volver a jugar es una nueva oportunidad, sinceramente, agradecido con Dios y siempre vamos a seguir creyendo. Alberth siempre ha sido optimista y luchador, guerrero, y después de lo que sucedió es agradecerle a Dios cada día. Él vive por Dios. Ese milagro es grande, lo tenemos como un milagro, lo tenemos en la mente y en el corazón todo el agradecimiento”, afirmó.
EL DRAMA CUANDO DESPERTÓ
Alberth Elis ha brindado varias entrevistas y contado que no recuerda nada de los primeros 10 días después del accidente cerebral. Su mente borró ese capítulo. Pero el día que despertó, Elis no sabía quién era él, dónde estaba y qué le había pasado. Pero surgió uno de los milagros que asombró a don Osman. Alberth reconoció en ese momento a sus papás, los observó, levantó los brazos y ese momento fue el más feliz en la vida del matrimonio Elis-Hernández, porque su hijo había vuelto a la vida.
“Yo le hablaba y le decía, hijo, estás bien, pero él no sabía lo que yo le decía, su mirada se iba, pero sonreía. Hablaba algunas palabras, no podía mucho porque un tubo que le introdujeron en su garganta le había molestado un poco, pero desde ese momento, yo siempre confíe y creí que mi hijo, se iba a recupera”, rememora don Osman.
Pero a medida que pasaban los días, Elis iba teniendo una progresiva recuperación. Fue entonces cuando ellos notaron que había vuelto a la vida, comenzó a llamar las cosas por su nombre, volvió a ser él. Sus pláticas ya tenían sentido y la medicina comenzó a surtir efecto y ese cambio se transformó en lo que Alberth Elis es cinco meses después de todo lo que vivió.
“Si usted me pregunta en esos primeros días que despertó, si Elis volvería a jugar, después de verlo en esa cama, con la angustia, sin moverse durante días, despertar y no saber dónde estaba; era difícil. Pero Alberth siempre ha sido un guerrero; hoy lo mira entrenar, jugar y parece como que nada de eso pasó”, dice el emocionado padre.
Alberth Elis se presenta la próxima semana a los inicios de la pretemporada del Girondins de Bordeaux. Pero antes, debe someterse a un protocolo con exámenes de los médicos, quienes le darán el visto bueno para entrenar. De momento, ya tiene el alta, se ha ejercitado cumpliendo a cabalidad un plan de recuperación y todo va en los tiempos acordados.
“Como Alberth dice: le doy gracias a Dios por respirar, por caminar, por hablar, porque después de lo que sucedió, hasta los mismos médicos no sabían qué iba a ser de él, pero allí está ese muchacho con nosotros una vez más, lo más importante es que Alberth está bien”, rememora el padre del futbolista.
¿Si Elis volverá a las canchas a jugar?
Eso lo dirán los médicos del Bordeaux, pero ahora lo importante es que le ganó la batalla a la muerte, donde un milagro, como lo confesó su padre, es el que hoy lo tiene viviendo con intensidad su vida, disfrutando de su familia y anotando el gol más importante de su vida.
“Nosotros quedamos sorprendidos porque en realidad ver a un hondureño jugando en Francia... hubo un sentimiento a nivel mundial como compañeros externos que dieron su granito de solidaridad, eso es importante, es algo que se mira con los futbolistas. Es un ejemplo para todos porque cuando suceden cosas así, es importante sentir lo que vive una persona, en el fútbol suceden cosas inesperadas y oramos al señor porque Dios siempre tuvo el control, pero su palabra dice que ni una hoja se mueve sin que sea por Dios”, afirmó don Osman.
“No sabe lo agradecido que está Alberth por las muestras de cariño que le han brindado; él dice que Dios le ha mostrado cosas que lo hacen ver la vida de otra manera. Lo que vivimos en esos días ha sido simplemente una prueba que nos ha dado Dios para ser más fuertes. Vendrán cosas mejores en la vida de Alberth”, así, don Osman se despide, se marcha tras ver a los chicos de Panteras FC, el equipo de Elis, que sonríen y juegan tras finalizar un partido amistoso de pretemporada.
