Polideportivo

Los Juegos de Rio viven carrera contrarreloj días antes de su inicio

La principal duda recae en el Velódromo, que no fue terminado hasta finales de junio, lo que impidió a la organización probarlo
01.08.2016

Rio de Janeiro, Brasil
El COI y los organizadores de los Juegos Olímpicos de Rio-2016 están inmersos en una carrera contrarreloj a cuatro días de la ceremonia inaugural, con las asignaturas pendientes de la participación de los rusos y la resolución de los últimos problemas.

La cuestión de la participación de los deportistas rusos en Rio no se puede postergar mucho más y el número podría quedar fijado en las próximas 24 horas, declaró el ministro de Deportes del país europeo, Vitali Mutko, tras participar en una reunión de la Convención Internacional contra el Dopaje en el Deporte de la UNESCO en París.

'Espero que hoy o mañana (lunes o martes), todas las gestiones que permitan a nuestro equipo (participar en Rio) estén terminadas', afirmó Mutko.

La decisión final corresponderá a un panel de tres miembros nombrados por el Comité Olímpico Internacional (COI). Este trío estará encargado de confirmar o rechazar, estudiando cada caso de forma individual, las listas de deportistas rusos propuestas por las federaciones internacionales de cada deporte.

Los rusos ya excluidos de los Juegos Olímpicos por sus federaciones no podrán ser repescados, pero algunos que han sido seleccionados podrían todavía quedarse fuera.

Como dificultad añadida, algunos atletas excluidos acudieron al Tribunal Arbitral del Deporte (TAS), que escuchó el domingo a Vladimir Morozov y a Nikita Lobintsev, dos de los siete nadadores rusos descartados. Las audiencias continuarán este lunes, precisó Matthieu Reeb, secretario general del TAS, quien avanzó que no se tomaría ninguna decisión antes de la tarde del lunes.

Recursos al TAS

Otros deportistas rusos, como la nadadora Yulia Efimova y el luchador Viktor Lebedev, también están pendientes del examen de sus apelaciones.

El sábado, Mutko había afirmado que la delegación olímpica rusa contaba por el momento con 266 deportistas, frente a los 387 inicialmente previstos.

El 18 de julio, el informe McLaren denunció la existencia de un dopaje de Estado en ese país.

La Federación Internacional de Atletismo (IAAF) excluyó a la casi totalidad de los participantes rusos, salvando sólo a la saltadora de largo Darya Klishina porque vive en Estados Unidos desde 2013.

Mutko pidió este lunes en París la creación 'de un sistema antidopaje único en todos los países del mundo'. 'Si lo conseguimos, entonces la lucha contra el dopaje podrá tener efectos reales', añadió.

El tiempo se les echa encima a los organizadores. Mientras los atletas del mundo entero llegan a Rio, el estado de la Villa Olímpica deja que desear.

En su inauguración el 24 de julio, 15 de los 31 edificios presentaban problemas de fugas de agua o baños atascados, por lo que fue necesaria la asistencia de más de 600 plomeros.

'Cuando llegué (el jueves) al aeropuerto, decidí acudir inmediatamente a la Villa, incluso antes de ducharme o afeitarme', confesó el domingo el presidente del COI, Thomas Bach.

'Los últimos trabajos fueron realizados durante las últimas 24 horas y la Villa presenta ahora un estado fantástico', añadió.

Últimos retoques en el Parque Olímpico

En el Parque Olímpico aún se dan las últimas pinceladas.

La principal duda recae en el Velódromo, que no fue terminado hasta finales de junio, lo que impidió a la organización probarlo con una prueba de nivel antes del inicio de la competición el 11 de agosto.

En el último momento se inauguró también la nueva línea de metro que une Ipanema a Barra de Tijuca, el centro neurálgico de los Juegos, y que entró en funcionamiento este lunes para la familia olímpica.

De la parada final, sin embargo, los usuarios tendrán que tomar un autobús hasta el Parque Olímpico, situado a unos 20 kilómetros.

El metro pasa cerca de Guanabara, la contaminada bahía que albergará las pruebas de vela.

Cuando fue designada ciudad anfitriona en 2009, Rio de Janeiro prometió que el 80% del agua sería tratada. Siete años después los desechos de la ciudad siguen vertiéndose en la bahía.

A pesar de la presencia de barcos de limpieza y redes de protección, toda clase de materiales flota en la superficie, y los últimos análisis no mostraron una mejora en la calidad de las aguas, con gran presencia de bacterias.