En pleno apogeo del 'Informe McLaren', una investigación independiente que ha determinado que el Gobierno ruso de Vladimir Putin estableció un programa para esconder los positivos de sus mejores atletas con el objetivo de brillar en los Juegos Olímpicos de Invierno celebrados en Sochi en 2014, dos levantadores de pesas rusos fueron suspendidos por dopaje en las últimas horas.
Se trata del excampeón sub 23 de Europa, Alexei Selyutin (cuatro años de castigo) y la campeona nacional rusa, Yekaterina Vlasova (vetada durante 18 meses), según ha informado la agencia antidopaje rusa, citando a la Federación Rusa de levantamiento de pesas.
Estos nuevos casos de dopaje en el deporte ruso representan un duro golpe para el levantamiento de pesas de la potencia europea, que ya se arriesga a ser excluida de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro de agosto próximo.
Ante tan escandalosas evidencias descritas en el 'Informe McLaren', el mundo del deporte esperaba ayer una decisión contundente y ejemplar por parte del Comité Olímpico Internacional.
Pero no hubo decisión ni ejemplar ni contundente; de hecho, ni siquiera hubo decisión, que se aplaza al fin de semana, a la espera de ver lo que decide hoy el Tribunal de Arbitraje del Deporte (TAS) sobre la exclusión del equipo de atletismo ruso.
Todo hace indicar que el COI se parapetará detrás de la sentencia del TAS: si como se prevé, el tribunal disciplinario decide aceptar la apelación, dejará a sus deportistas competir en los Juegos Olímpicos; y si decide contra Rusia, se planteará si excluye a todo el país o solo a los atletas que estén claramente salpicados por el dopaje.
La corriente mayoritaria en el COI es partidaria de sanciones individuales.