Tegucigalpa, Honduras
Se hizo un nombre en Olimpia, colgó los botines teniendo claro que quería ser estratega, encontró esa oportunidad con la pizarra en la Liga Mayor y en menos de dos años en el cargo está situado en la final de la Liga de Ascenso.
Reynaldo Tilguath y su Infop (realmente se llama Tegucigalpa Fútbol Club) han ido creciendo de la mano como una auténtica espuma... “Nos metimos a liguilla y ya estando en la final tenemos que pelear por ser campeón y ganar este torneo, porque este campeonato te representa casi el 80 por ciento de estar en primera división.
Tenemos ilusión”, afirma apenas finalizado el entrenamiento matutino en el Emilio Larach. El exvolante de Olimpia piensa en grande y antes de la final con Villanueva hace un apartado con Zona para hablar de este dulce presente y de su ambicioso futuro...
Chino, mucho gusto. Contanos, ¿cómo estás palpitando esta final?
Aquí no es el que menos se equivoque, sino el que mejor juegue es el que va a ascender. Nosotros independientemente de donde juguemos no nos vamos a tirar atrás, vamos a ir a buscar el resultado. Yo juego 4-3-3, sin importar dónde juguemos y contra quién juguemos.
En año y medio ascendiste de Liga Mayor y estás en una final de Ascenso, ¿vislumbrabas esa rapidez?
Sí, vos le podés preguntar a algunos jugadores, yo les dije: “Nosotros somos un equipo de Liga Mayor, pareciera que fuéramos un club de segunda y a veces tenemos mejor logística que un equipo de primera”. Les dije: “Si estamos en Liga Mayor y podemos ascender, en el primer campeonato nos metemos a liguilla. Y se dio”.
¿Cuál es el secreto del éxito de este club?
Es que aquí hay buenos jugadores, lo que pasa que ellos tienen que entender que se les tiene que olvidar lo burocrático, porque en ocasiones juegan mucho fútbol burocrático. Hay algunos que jugaron burocrática o futbolito un viernes y teníamos una final el sábado, entonces en eso he luchado bastante.
¿Y siguen jugando en la liga amateur?
Sí, es que ellos salieron de ahí. En una burocrática te dan 200 o 500 lempiras, te sirve para comer, pero, ¿qué pasa si te lesionan? Ese que te paga esos 500 no te va a dar trabajo. Eso es lo que trato de hacerles entender.
¿Hay más estrés siendo entrenador que jugador?
Uno se estresa, porque a mí no me preocupan los que no juegan... ¿cómo los mantengo motivados? El que no juega dice: “Bueno, ¿y cuándo voy a jugar? Tengo que tenerlo bien para que cuando entre, ingrese en el mismo ritmo y no desentone tanto respecto a los habituales.
¿Y seguís en contacto con los excompañeros de Olimpia?
Lo que pasa es que en Olimpia no todos eran amigos míos. Con el que tengo más contacto es con Donis; “mensajeo” con Roro y con Capi (el utilero). Tengo comunicación con Carlos Restrepo, pero de ahí he tratado de mantenerme al margen. Con los únicos que te puedo decir que me puedo ir a tomar un café o a comer es con Donis, Roger, Will... son pocos porque los demás ya se fueron del club.
¿En qué momento decidiste ser estratega?
Lo decidí como en 2010. Cuando yo estaba en el banco de suplentes, Juan Carlos Espinoza me ponía a ver que hicieran bien los movimientos los defensas y los volantes, y quién se estaba quedando. Él me decía: “Mirá este, que no se mueva de la línea”. Ahí me fue gustando, decidí estudiar y gracias a Dios aquí estoy.
¿Qué técnico te marcó?
De todos aprendí algo, de Nahúm Espinoza la defensa y el ataque, de Julio González el pressing al balón, de Restrepo las posesiones. Lo de Primi es lo de salir con juego elaborado de atrás; el caso de Juan Carlos es el buen pase, y lo de Chelato es que no podés fallar un pase. De Edwin Pavón aprendí a parar bien el equipo, que no quedés mal parado y correr bien las líneas...
Ahora que sos técnico, ¿te arrepentís de algo que hiciste con algún DT?
Te voy a contar algo. Una vez en Olimpia, un entrenador sacó a un jugador y el futbolista le tiró el chaleco, lo insultó y se fue, pero al día siguiente fue titular y yo le dije al técnico: “Yo alguna vez voy a ser entrenador y no voy a permitir eso que hiciste porque eso es una falta de respeto para nosotros y más hacia vos; eso yo no lo voy a permitir”. Y aquí yo no lo he permitido. El día que alguien me haga eso, se va del equipo, y si el directivo lo quiere retener, me voy yo. Las imposiciones no van conmigo.
¿Qué más no perdonás?
Lo que no perdono es que un jugador venga y se crea que es el mejor, que crea que es indispensable, que mire de menos al que no juega. El jugador que cree que no va a entrenar, no, no... esos conmigo no juegan.
¿Qué metas te has planteado en esta carrera?
Sueño con dirigir en primera división, dirigir una selección y ojalá tenga esa bendición de ser el entrenador que pueda dirigir en el extranjero. Esas metas están dentro de las posibilidades y mis sueño. A largo plazo, claro.
Me imagino que soñás con dirigir a Olimpia, ¿eh?
El sueño de dirigir a Olimpia nadie me lo va a quitar y me voy a preparar bien para eso. Yo siempre he dicho que por cómo soy de entrenador, en Olimpia como puedo durar 10 años, puedo durar seis meses. Eso es por cómo soy en cuestiones de disciplina, porque no me gustan los jugadores malcriados ni los indisciplinados.
¿Qué hacer para no quedarte en promesa de entrenador?
Es que lo que no puedo hacer es apurarme, a querer llegar a Olimpia, Marathón, España, Motagua, Platense o Vida; yo no me puedo apurar porque me puedo quemar. Yo voy paso a paso. ¿Qué pasa? Si a mí me dice el Vida o el Olimpia que agarre el equipo, pero pierdo tres partidos y la directiva me dice que me tengo que ir, entonces ya me quemé.. Voy despacio.