Tegucigalpa, Honduras.- Tegucigalpa se llenó de emoción y alegría este domingo 24 de noviembre con el inicio del más grande evento del ciclismo en Honduras desarrollado por EL HERALDO.
Desde muy temprano, más de mil ciclistas de todas las edades se reunieron en la Villa Olímpica para dar vida a esta jornada deportiva que combina pasión y solidaridad por los pacientes renales.
Deportistas de diferentes edades participan con entusiasmo, no solo para demostrar su destreza en las bicicletas, sino también para apoyar una noble causa.
Los fondos recaudados en esta edición están destinados a la Fundación Luz y Vida (Funluvi), que brinda apoyo a pacientes hondureños con insuficiencia renal.
Con 28 categorías en competencia, los pedalistas recorren un circuito de 34 kilómetros sobre el anillo periférico de la capital hondureña.
La ruta incluyó puntos estratégicos como la colonia Altos de Toncontín y las inmediaciones de la nueva Embajada de Estados Unidos, ofreciendo un escenario diverso y demandante para los ciclistas.
El evento comenzó a las 6:00 a.m., cuando los primeros rayos de sol iluminaron el entusiasmo de los participantes.
A pesar de haber sido reprogramado debido a las condiciones climáticas, el ánimo no decayó; al contrario, la expectativa creció y el deseo de devorar la pista fue más fuerte que nunca.
Este evento deportivo es una oportunidad que más que premios y trofeos, es unir deporte y solidaridad para los hermanos hondureños que sufren de enfermedades renales.
Con un carril especialmente reservado para los competidores, el recorrido se transformó en un espectáculo lleno de adrenalina, colores y esfuerzo.
Los espectadores, desde las aceras, animan a sus favoritos, creando un ambiente emocionante.
Uno de los momentos más conmovedores de la jornada fue el testimonio de Ester Rodríguez, quien, a pesar de estar embarazada, no dudó en asistir para apoyar a su padre, quien lleva 11 ediciones de participar en el evento ciclístico más grande del país desarrollado por EL HERALDO.
“Esto es parte de nuestra familia. Mi papá siempre ha amado la bicicleta, y yo no iba a dejar de estar aquí con él”, expresó con emoción.
Otro ejemplo de perseverancia fue el de Maryori Guerra, quien animó a su esposo a participar luego de que él sufriera un accidente el año pasado.
“Las caídas nos enseñan a levantarnos, y la Vuelta Ciclística es el lugar perfecto para demostrar que siempre podemos seguir adelante”, afirmó con orgullo.
Cada pedalada representa un aporte significativo para Funluvi, reforzando su misión de brindar esperanza y apoyo a pacientes con insuficiencia renal.
En el evento también participan voluntarios y cuerpos de seguridad, quienes garantizaron que todo transcurra sin contratiempos.