El sábado 18 de junio de 2016 será recordado por siempre como un día negro en la historia de la selección mexicana de fútbol. El Tricolor fue humillado 7-0 por Chile. Le costó mucho salir de la depresión, pero cerró el año con nuevas ilusiones.
'Mis más sinceras disculpas al pueblo mexicano'. Estas parecían palabras de arrepentimiento de un gobernante del más alto nivel que hubiera sido sorprendido en un acto vergonzoso, pero no, las declaraciones salieron de la boca del colombiano Juan Carlos Osorio, el seleccionador de México. Estaba atribulado.
Osorio, hasta antes de esa noche en Santa Clara, Estados Unidos, tenía el aval de las estadísticas en sus primeros ocho meses de gestión: ocho partidos invicto (siete victorias y un empate, con 613 minutos sin recibir gol).
No obstante, el juego del Tri no convencía y los innumerables experimentos de Osorio habían exasperado a mucha gente fuera y dentro de selección.
'(Algunos jugadores) no están de acuerdo con las rotaciones, pero las respetan', declaró meses después el portero Guillermo Ochoa, el arquero que llevará a cuestas y para siempre ese 7-0, el peor resultado en la historia del Tri en partido oficial.
Voto de confianza
Tras la escandalosa derrota, Osorio dejó de tener apariciones públicas. Largas horas de especulaciones pasaron hasta que Guillermo Cantú, secretario general de la Federación Mexicana de Fútbol, ratificó al colombiano en su cargo y lo hizo respaldando las rotaciones tan criticadas.
Osorio no afrontó a la prensa en esa conferencia. Durante semanas solo se supo de él por sus apariciones 'estratégicas' en algunos medios de comunicación.
El colombiano cerró como pudo la Fase 4 de la eliminatoria de la Concacaf rumbo a la Copa del Mundo Rusia-2018. Un empate 0-0 cedido en el estadio Azteca en septiembre hizo crecer la desconfianza a hacia la selección mexicana.
El primer año de Osorio al frente de México se cumplió en octubre con un número escandaloso de convocados: 60. Periodistas locales ironizaron diciendo que el colombiano llamaba jugadores con tal facilidad como para armar tres selecciones.
'Seleccionar es un reto más difícil que entrenar', dijo Osorio al cumplir su primer año con el Tri y dio gracias 'por el extraordinario aprendizaje'.
Nuevas ilusiones
Tras el reencuentro de Osorio con la prensa, la selección mexicana encaró el arranque del Hexagonal premundialista con un ultimátum que nunca fue oficial pero del que se habló por doquier: si el Tri no ganaba cuatro de sus primeros seis puntos es disputa, el colombiano tendría que irse.
Eso implicaba que México tenía que romper una racha de cuatro derrotas consecutivas -todas por 2-0 ante Estados Unidos en Columbus-. Así sucedió, Osorio hizo lucir al Tri en el primer tiempo y se llevó el triunfo por 2-1.
Esa noche del 11 de noviembre, el entrenador liberó mucha presión. 'El triunfo es extraordinario, genera confianza y más credibilidad en la gestión', dijo.
Cuatro días después, el colombiano completó los cuatro puntos para librar el ultimátum velado con un empate 0-0 con Panamá.
Con los deberes hechos en el inicio de la eliminatoria, Osorio fue a Kazan, Rusia, para su último compromiso público como técnico del Tri en 2016: el sorteo de la Copa Confederaciones, una nueva ilusión.
'El grupo nos da posibilidad de competir', expresó al colombiano tras conocer a sus rivales de la primera ronda: Portugal, Rusia y Nueva Zelanda.
Si el Tricolor avanza a la semifinal o más, bien podría sacarse de encima el peso de aquel 7-0 que Osorio aún carga en la conciencia. Habrá que ver si, un año después de la histórica humillación, el destino se porta caprichoso y cruza de nuevo el camino de México con el de Chile.