Madrid, España
Ni Zinedine Zidane ni Florentino Pérez se imaginaban aquel 4 de enero de 2016, cuando firmaban el primer contrato del ídolo francés como DT de Real Madrid, todo lo que ha conseguido el Mago en un año al frente del banquillo blanco.
'Fue un día estresado', recuerda Zidane aquella su primera vez como timonel del barco merengue; iniciaba un proceso que encandilaba al madridismo y llenaba de dudas a los críticos (ZZ apenas había dirigido a Real Madrid Castilla).
Trescientos 70 días después, el equipo blanco de Harry Potter ha logrado empatar la marca de Barcelona de 39 partidos sin perder contando todas las competiciones y sumado la nada despreciable cantidad de tres títulos: Champions League, Supercopa de Europa y Mundialito de Clubes.
'Claro que desgasta', confirma Zizou, mientras una calculadora saca cuentas: apenas perdió dos veces en 2016. La derrota liguera ante Atlético de Madrid el 27 de febrero y la caída europea ante el alemán Wolfsburgo en abril solo hicieron que la coraza de hierro del Mago fuera más dura. El RM no sabe lo que es una derrota desde aquel 0-2 ante el Lobo.
'Lo único importante es ganar', se desmarca sutilmente de los flashazos aquel volante de exquisita técnica y sabrosa visión de campo. 'Los récords sirven siempre y cuando se logren títulos', remarca, mientras en el horizonte cercano se le viene una seguidilla de partidos a fuego rápido.
Con 30 partidos ganados, nueve empates, 112 goles a favor y 36 en contra, ZZ mira de reojo los 43 juegos invicto de la Juventus (su primer amor) de Antonio Conte, pero antes deberá empatar la marca del inglés
Nottingham Forest de Brian Clough (40 sin caer) de finales de los setenta.
Y vaya que el camino le ha puesto dos piedras enormes: Sevilla, el buen equipo de Jorge Sampaoli al que venció 3 a 0 en la ida de octavos de final de la Copa del Rey, por partida doble: el fin de semana por liga y la otra semana por la vuelta de la Copa, los dos encuentros en el Sánchez Pizjuán.
De todos modos, claro, nadie se imaginaba todo lo que ha conseguido. Ni Florentino Pérez ni él, tipo modesto, callado, a pesar de ser un ídolo de Casa Blanca. ¿Hasta dónde llegará?
Ni Zinedine Zidane ni Florentino Pérez se imaginaban aquel 4 de enero de 2016, cuando firmaban el primer contrato del ídolo francés como DT de Real Madrid, todo lo que ha conseguido el Mago en un año al frente del banquillo blanco.
'Fue un día estresado', recuerda Zidane aquella su primera vez como timonel del barco merengue; iniciaba un proceso que encandilaba al madridismo y llenaba de dudas a los críticos (ZZ apenas había dirigido a Real Madrid Castilla).
Trescientos 70 días después, el equipo blanco de Harry Potter ha logrado empatar la marca de Barcelona de 39 partidos sin perder contando todas las competiciones y sumado la nada despreciable cantidad de tres títulos: Champions League, Supercopa de Europa y Mundialito de Clubes.
'Claro que desgasta', confirma Zizou, mientras una calculadora saca cuentas: apenas perdió dos veces en 2016. La derrota liguera ante Atlético de Madrid el 27 de febrero y la caída europea ante el alemán Wolfsburgo en abril solo hicieron que la coraza de hierro del Mago fuera más dura. El RM no sabe lo que es una derrota desde aquel 0-2 ante el Lobo.
'Lo único importante es ganar', se desmarca sutilmente de los flashazos aquel volante de exquisita técnica y sabrosa visión de campo. 'Los récords sirven siempre y cuando se logren títulos', remarca, mientras en el horizonte cercano se le viene una seguidilla de partidos a fuego rápido.
Con 30 partidos ganados, nueve empates, 112 goles a favor y 36 en contra, ZZ mira de reojo los 43 juegos invicto de la Juventus (su primer amor) de Antonio Conte, pero antes deberá empatar la marca del inglés
Nottingham Forest de Brian Clough (40 sin caer) de finales de los setenta.
Y vaya que el camino le ha puesto dos piedras enormes: Sevilla, el buen equipo de Jorge Sampaoli al que venció 3 a 0 en la ida de octavos de final de la Copa del Rey, por partida doble: el fin de semana por liga y la otra semana por la vuelta de la Copa, los dos encuentros en el Sánchez Pizjuán.
De todos modos, claro, nadie se imaginaba todo lo que ha conseguido. Ni Florentino Pérez ni él, tipo modesto, callado, a pesar de ser un ídolo de Casa Blanca. ¿Hasta dónde llegará?