TEGUCIGALPA
Durante las décadas, es normal que ciertas empresas vayan acumulando ventaja en el mercado, más cuando son empresas de largo recorrido que han tenido la oportunidad de conocer su rubro como la palma de su mano; siempre hay circunstancias del entorno que no podemos modificar a nuestro favor, y ese es precisamente el riesgo que existe en toda inversión.
En situaciones de emergencia, se suele recurrir a invertir de manera que se fortalezca nuestra posición y podamos hacerle frente a otras posibles crisis. Las empresas constantemente invierten en tecnología, desarrollo, personas, entre otros; sin embargo, pocos se detienen a encontrar las fortalezas de la organización para sacar provecho de ello.
Cuando se habla de invertir en Responsabilidad Social Empresarial (RSE), en ocasiones se reduce a realizar proyectos y programas pilotos o temporales, que si bien tiene excelentes resultados, no son sostenibles. Hacer RSE es dejar una huella en el tiempo, tan trascendental como cambiar vidas y marcar positivamente una sociedad; al final la recompensa se traduce en relaciones redituables con nuestros grupos de interés.
La RSE es tan flexible y adaptable que cualquier empresa de cualquier tamaño puede implementarla, siempre y cuando los directivos aseguren el compromiso de toda la organización, también que se alinee la estructura del gobierno corporativo; tener una comunicación y retroalimentación con los grupos de interés es clave, de la misma manera que unirnos con instituciones civiles, del sector empresarial, gubernamental u ONG.
Cada empresa es un mundo y cada una selecciona los pilares en los que puede trabajar según su rubro, su impacto y su radio de acción, esto puede ir desde generar conexiones con las comunidades, los consumidores y otras audiencias claves, ya que, en la actualidad, los consumidores esperan que las marcas tomen posturas en asuntos o temáticas de la vida real a cambio de ser fieles al producto o servicio que brindan.
La crisis pueden ser de orden interno con nuestros colaboradores, por lo cual debemos llevar a cabo acciones que los integren como un equipo, debemos escuchar sus opiniones sobre la gestión de la empresa e involucrarlos en todas las actividades; actualmente, la generación millennial escoge dónde trabajar, tomando en cuenta el propósito de la organización y el bienestar de su gente.
La generación de sinergias entre organizaciones es parte de las acciones de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la agenda 2030, que se refiere a trabajar en conjunto para que nuestro entorno cambie y para cuidar el futuro de las generaciones que se acercan.
Una empresa socialmente responsable, con bases sólidas para mantener la RSE como parte del ADN de su negocio, está en mejores condiciones para maniobrar una crisis puesto que ya ha trabajado en la integración de esta estrategia como una ventaja competitiva de su organización, y puede enfrentar las circunstancias con resultados positivos.
Durante las décadas, es normal que ciertas empresas vayan acumulando ventaja en el mercado, más cuando son empresas de largo recorrido que han tenido la oportunidad de conocer su rubro como la palma de su mano; siempre hay circunstancias del entorno que no podemos modificar a nuestro favor, y ese es precisamente el riesgo que existe en toda inversión.
En situaciones de emergencia, se suele recurrir a invertir de manera que se fortalezca nuestra posición y podamos hacerle frente a otras posibles crisis. Las empresas constantemente invierten en tecnología, desarrollo, personas, entre otros; sin embargo, pocos se detienen a encontrar las fortalezas de la organización para sacar provecho de ello.
Cuando se habla de invertir en Responsabilidad Social Empresarial (RSE), en ocasiones se reduce a realizar proyectos y programas pilotos o temporales, que si bien tiene excelentes resultados, no son sostenibles. Hacer RSE es dejar una huella en el tiempo, tan trascendental como cambiar vidas y marcar positivamente una sociedad; al final la recompensa se traduce en relaciones redituables con nuestros grupos de interés.
La RSE es tan flexible y adaptable que cualquier empresa de cualquier tamaño puede implementarla, siempre y cuando los directivos aseguren el compromiso de toda la organización, también que se alinee la estructura del gobierno corporativo; tener una comunicación y retroalimentación con los grupos de interés es clave, de la misma manera que unirnos con instituciones civiles, del sector empresarial, gubernamental u ONG.
Cada empresa es un mundo y cada una selecciona los pilares en los que puede trabajar según su rubro, su impacto y su radio de acción, esto puede ir desde generar conexiones con las comunidades, los consumidores y otras audiencias claves, ya que, en la actualidad, los consumidores esperan que las marcas tomen posturas en asuntos o temáticas de la vida real a cambio de ser fieles al producto o servicio que brindan.
La crisis pueden ser de orden interno con nuestros colaboradores, por lo cual debemos llevar a cabo acciones que los integren como un equipo, debemos escuchar sus opiniones sobre la gestión de la empresa e involucrarlos en todas las actividades; actualmente, la generación millennial escoge dónde trabajar, tomando en cuenta el propósito de la organización y el bienestar de su gente.
La generación de sinergias entre organizaciones es parte de las acciones de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la agenda 2030, que se refiere a trabajar en conjunto para que nuestro entorno cambie y para cuidar el futuro de las generaciones que se acercan.
Una empresa socialmente responsable, con bases sólidas para mantener la RSE como parte del ADN de su negocio, está en mejores condiciones para maniobrar una crisis puesto que ya ha trabajado en la integración de esta estrategia como una ventaja competitiva de su organización, y puede enfrentar las circunstancias con resultados positivos.