TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Si bien se han convertido en medios populares por simplificar las transacciones financieras sufrieron un descenso al cierre de 2023.
Se trata de las billeteras electrónicas que pasaron de 809,417 a 474,622, una reducción de 334,795 equivalentes al 41%, verificó EL HERALDO de conformidad a la información de la última edición del reporte de inclusión financiera de la Comisión Nacional de Bancos y Seguros (CNBS).
La caída respecto a 2022 se asoció con una medida regulatoria que obligaba a los proveedores de dinero electrónico a establecer una serie de disposiciones de seguridad en un tiempo determinado que contribuyeran a la identificación plena de sus titulares.
Lo anterior fue parte del plan nacional integral contra la extorsión con el que se deshabilitaron los servicios de estos medios que incumplieron con la regulación vigente a la fecha.
“La disposición regulatoria de la CNBS instruía a los proveedores de dinero electrónico verificar plenamente la identidad de los usuarios, circunstancia que se facilitaba en mayor medida en aquellas billeteras electrónicas que estaban siendo gestionadas desde teléfonos celulares inteligentes o mediante la plataforma web dado la diversidad de herramientas tecnológicas que facilitan por el canal digital la verificación del Documento Nacional de Identidad o a través de la implementación del doble factor de autenticación biométrico”, se destaca en el documento.
Añade que “solo el 32% de las billeteras en circulación contaban con esta tecnología. Por el contrario, aproximadamente el 68% de las billeteras electrónicas habían sido habilitadas desde dispositivos con tecnología de datos de servicios suplementarios no estructurados (USSD), cuya identificación del usuario requería la presencia física en los Centros de Transacciones Autorizadas (CTA)”.
Tal situación pudo haber implicado un desincentivo en cuanto al masivo proceso de identificación de titulares que según la fuente oficial 184,802 billeteras electrónicas desactivadas habían sido habilitadas por mujeres.
Baja presencialidad
La CNBS indica que “la desactivación masiva obedeció a la baja presencialidad de los titulares de billeteras electrónicas en los CTA para verificar el DNI y no necesariamente a que el universo de billeteras desactivadas estuviera vinculado a actividades ilícitas comprobadas. De hecho, lo más plausible es que muchas de las billeteras que no fueron verificadas tenían poco o ningún uso”.
“A pesar de que el número de billeteras electrónicas reflejó un descenso interanual del 41% (334,795), no tuvo una incidencia proporcional sobre el volumen de dinero electrónico en circulación, evidenciando que la desactivación ejecutada durante 2023 correspondió en mayor medida a instrumentos que posiblemente presentaban nula o escasa transaccionalidad y que no estaban contribuyendo directamente a mejorar la inclusión financiera”, se subraya.
De 77.9 millones de lempiras fue el saldo almacenado en las billeteras electrónicas a diciembre de 2022, mientras que en el mismo período del año pasado el monto totalizó 74.2 millones de lempiras, es decir una variación de apenas L 3.7 millones.
Operaciones
En relación con la cantidad de operaciones que se llevaron a cabo con las denominadas e-wallets se registraron el pasado período de 12 meses 15.2 millones de transacciones que alcanzaron los 11,243.4 millones de lempiras sobre nueve tipos de gestiones, se precisa en el reporte anual de la entidad desconcentrada.
Detalla que el 44% de estas operaciones correspondieron a cash in (entrada de dinero a cuenta digital); el 30% fueron cash out (salida de dinero); un 16% obedeció a transferencias entre billeteras de clientes, pago de remesas familiares, pagos de servicios públicos y el restante 10% se debió a compras de recargas electrónicas.
“Los valores presentaron una concentración mayor sobre los montos transados dado que el 90% se atribuyó a operaciones de cash in y cash out; frente al 5% en concepto de pagos de remesas, y el 5% restante de los fondos distribuido entre otros tipos de transacciones”, se especifica.
En octubre de 2023 fue la última reforma a los límites transaccionales de las billeteras electrónicas, ampliándose para el saldo y monto por transacción a 25,000 lempiras con una cuantía máxima de transacciones acumuladas en el mes de L 50,000 aplicable solo para operaciones de acreditación de sueldos y salarios, pago de jubilaciones-pensiones y recepción de remesas familiares.
Entre 15,000 a 30,000 lempiras fue el límite fijado para el resto de operaciones empleando este nuevo método de pago con dispositivos electrónicos.
Reforma
En el marco del anuncio de las medidas extraordinarias para combatir la criminalidad en el territorio hondureño, el Consejo Nacional de Defensa y Seguridad (CNDS) definió que se deberá de reformar el acuerdo 01-2016 del directorio del Banco Central de Honduras (BCH) contentivo del reglamento para los servicios de pago y transferencia, utilizando dinero electrónico “con el fin de controlar las transacciones atípicas propias del delito de extorsión y secuestro que utilizan billeteras electrónicas”.
De su lado, la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ) presentó un informe a finales del pasado año en el que en una de sus conclusiones resaltó que de mayo a noviembre la extorsión por transferencias bancarias subió de 20% a 30% y que el mismo delito a través de billeteras electrónicas se elevó de 11% a 14% del total de extorsiones cometidas.
“Considero necesario que se sigan aplicando medidas regulatorias por parte de la CNBS por el tema de lavado de activos y financiamiento al terrorismo, ya que en este tipo de transacciones virtuales siempre existe ese riesgo y es necesario conocer la procedencia de esos recursos teniendo un conocimiento de los clientes”, manifestó a EL HERALDO la expresidenta del Colegio Hondureño de Economistas (CHE), Liliana Castillo.
Sostuvo que “estas billeteras tienen muchos beneficios, ya que permiten hacer pagos, recibir o transferir dinero de distintos medios digitales sin necesidad de transportar tarjetas físicas como las de crédito o débito; son muy utilizadas para transferir remesas familiares por parte de nuestros compatriotas, un apoyo para la inclusión financiera de las personas que no tienen acceso a los servicios del sistema financiero formal, permitiendo llegar a lugares que no tienen acceso a este tipo de servicios”.