Parejas duran tres años casadas antes de divorciarse: “Cuando no se entienden es mejor dejar las cosas en paz”

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Las expectativas románticas e idealistas sobre el matrimonio crean la idea de vivir un largo y perfecto romance, como pintan muchas películas, pero no siempre resulta así, pues en muchos casos el desenlace es el divorcio y, en ocasiones, una vorágine de emociones.

Esto fue lo que le ocurrió a Lidia Castro, una hondureña que estuvo casada por dos años, pero que en 2022 se separó de pareja.

“El momento de separarse es difícil, triste debido a que existimos jóvenes que pensamos que el matrimonio durará toda la vida (...) pero todo se sobrelleva con el tiempo”, expresó.

La mujer contó que conoció a su exesposo en la Villa de San Francisco, municipio de Francisco Morazán del cual ella es originaria. Lidia siempre pasaba cerca del lugar en donde él trabajaba cuando iba rumbo al colegio. Tras varios años de conocerse se casaron, pero el matrimonio no fue tan largo como lo esperaban.

Ambos se separaron, pero fue hasta en 2022 que se divorciaron oficialmente. Para ella, tras varios años de ya no estar con la persona a la que juró amor eterno, el proceso del divorcio fue como un documento más, y afirmó sentirse tranquila.

“Cuando dos personas ya no se entienden es mejor dejar las cosas en paz y tomar distancia”, opinó de forma satisfactoria.

Los años que vivió Lidia Castro con su exesposo se acercan a la media en que suelen durar los matrimonios en Honduras, de acuerdo a un análisis realizado por la Unidad de Datos de EL HERALDO Plus, el cual reflejó que antes de divorciarse, un matrimonio dura en promedio tres años.

¿Cómo llegamos a esta conclusión? Este rotativo consultó con el Registro Nacional de las Personas (RNP), a través de la solicitud de información pública SOL-RNP-358, la cantidad de parejas divorciadas entre 2018 hasta julio de 2023, mismas que se habían casado entre esos años.

La información a la que accedió EL HERALDO Plus muestra un total de 784 divorcios registrados en esos cinco años. Se comparó la fecha en la que se casó cada pareja y el día en el que se divorció, luego se sacó un promedio de días en los que estuvieron casado antes de decidir separarse, dándonos como resultado 1,131 días. Si pasamos esto a años, podemos decir que el promedio de matrimonio en el país es de tres años.

Los análisis de este rotativo señalan que a partir de 2021 ascendieron abruptamente los divorcios: hubo 208, una cifra ampliamente superior al 2020 (año en que inició la pandemia) cuando solo se divorciaron 29 parejas. En 2021 el RNP contabilizó 56 nuevos enlaces matrimoniales.

El año con más divorcios fue 2022, pues los reportes del RNP dicen que hubo 350 casos, es decir, un 68% más en comparación con 2021. Hasta julio de 2023 ya sumaban 175 divorcios de personas que se casaron entre 2018 y el séptimo mes de este año.

De 2018 hasta julio de 2023, en los Juzgados de Familia se concedieron 27,962 divorcios, según las estadísticas del Poder Judicial. 2020 fue el año con la cantidad más baja de resoluciones de divorcios, y parte de ello se debió al confinamiento por la pandemia de covid-19.

No obstante, en 2021 las cifras ascendieron a 5,350, números que se asemejan a los de 2018 y 2019, cuando los Juzgados de Familia resolvieron más de cinco mil divorcios.

Anualmente, un promedio de 4,660 demandas por divorcios se conceden a nivel nacional, de los cuales el 52% son por acuerdo mutuo, es decir, ambos cónyuges tomaron la decisión, explicó el abogado José Matute.

El experto en derecho detalló que para entablar un divorcio por acuerdo mutuo se requiere que la pareja tenga un año de matrimonio. Asimismo, debe indicar la división de los bienes y patrimonio; en caso de tener hijos, esclarecer si vivirá con el padre o madre, pensión alimenticia, entre otros requisitos.

En contraste, el divorcio contencioso es “cuando una de las partes no quiere divorciarse por las razones que sean. Solo la puede solicitar el cónyuge inocente”, precisó Matute.

Según el artículo 238 del Código de Familia, se puede interponer una demanda de divorcio contencioso por infidelidad, maltrato físico, psicológico o sexual contra el cónyuge o el hijo; por abandono del matrimonio por más de dos años o si alguien del matrimonio abandonó al hijo.

De acuerdo con el abogado Matute, para que una pareja pueda divorciarse debe esperar entre seis meses hasta un año y medio.

De igual forma, en la misma ley en el artículo 240 se establece que el divorcio contencioso debe interponerse hasta un año después de tener conocimiento de la causa.

Pero en caso de haber infidelidad, maltratos, abandono o que un miembro de la pareja represente un peligro por su consumo de drogas o abuso de alcohol, la demanda se puede realizar desde antes.

Las principales causas de un divorcio pueden ser económicas, sexuales e infidelidades. A criterio de la psicóloga Lourdes González, la infidelidad es la causa más frecuente, la cual trae consigo un problema de raíz: la falta de comunicación.

“Si no hay una comunicación abierta donde puedan expresar cada uno lo que están pensando, lo que están sintiendo, se llega a un pensamiento irracional, como creer que mi pareja no me quiere o que no me trata bien. Esto los hace imaginar que afuera encontrarán a alguien que los quiera y que los haga sentir bien, en lugar de tomarse el tiempo de hablar con su pareja”, señaló González.

Estos problemas de comunicación se originan desde la crianza, al estar en familias autoritarias donde no se les permitía dar sus opiniones ni comunicar sus emociones, generando una realidad distorsionada en sus pensamientos.

En comparación con los matrimonios de décadas atrás, los cuales eran muy longevos, los actuales parecen ir en una tendencia contraria. Aún así, esto no quiere decir que las parejas de antes no tenían problemas o que fueran felices, sino que no se tenía la misma libertad que ahora, dijo.

“Antes la gente se casaba creyendo que era para toda la vida. Eran las creencias que se infundía desde la familia. Podía pasar cualquier situación, pero no tomaban la decisión, fueran felices o no, pero ahora las personas son más independientes”, comentó la psicóloga.

Por otro lado, también consideró que hay matrimonios cortos porque las personas se precipitan a casarse sin conocerse antes.

Ante ello, explicó que el noviazgo “es una etapa para conocerse, para ver cómo es cada uno, lo que le gusta, lo que no le gusta, sus reacciones ante ciertas situaciones”, mencionó.

Los matrimonios “no se toman ese tiempo, se van por la parte del momento y toman las decisiones a la carrera”, dijo la experta, dejando en evidencia que esa es una de las razones por las que solo duran tres años casados.

Lourdes González recibe pacientes que tienen problemas en su matrimonio, pero son pocas las parejas que deciden ir juntas a la terapia.

González lo atribuyó la responsabilidad a los estigmas sobre la salud mental, pues el esposo o esposa se resiste a buscar atención psicológica.

Dijo que estas creencias deben romperse, ya que la terapia en pareja trae muchos beneficios, tanto para evitar un divorcio como para fortalecer la relación.

“En la terapia conocemos los objetivos de cada uno, comunicándose de una forma más abierta y comprensiva en el que habrá un balance, donde podrá hablar cada uno sobre lo que les está afectando y cuáles son las soluciones en las que están de acuerdo los dos para mejorar la relación”, afirmó la experta en salud mental.

El perdón, la confianza, el autoestima, la resolución de conflictos y la comunicación son aspectos que se trabajan en las terapias, pero aclaró que ésta funcionará si hay compromiso de ambos.

La especialista manifestó que el duelo de una relación es equiparable al de perder a un familiar, debido a esa convivencia de tantos años, al vínculo que se creó y esa seguridad que se sentía con esa persona.

Además, un divorcio puede volver a abrir las heridas emocionales de la infancia, como el abandono, rechazo, y soledad, dificultando aún más la superación del proceso.

“Esa persona sufre mucho y puede llegar a padecer de depresión o ansiedad por la misma separación, porque siente que no puede vivir sin esa persona. Por eso es importante la terapia”, puntualizó.

Advirtió que la depresión puede crecer al punto de querer suicidarse al no sentirse capaz de afrontar el duelo.

A juicio de la psicóloga, existe la creencia de pensar en el divorcio como un fracaso. Sin embargo, esta decisión resulta la mejor opción cuando la pareja se está causando daño, entre maltratos y violencia, siendo un escenario que afecta a los hijos.

Por ende, acudir a atención psicológica luego de un divorcio le ayudará a reconocer a la persona que su divorcio no es sinónimo de fracaso, sino una oportunidad para mejorar su estabilidad emocional y poder tomar nuevos caminos y metas.

“Al estar separados y si esa persona ya está trabajando en terapia, aprenderá a tener su autoestima alta, a recuperar su seguridad y podrá salir adelante por sí sola. Tendrá ese amor propio que le hará saber que ella es muy importante y que puede hacer muchas cosas sin estar atado a alguien”, resaltó.

González aconsejó a las parejas a asumir el compromiso de ir a terapia para aprender a resolver conflictos y mejorar la comunicación. En caso de que el divorcio sea la decisión final, es de igual importancia acudir a asistencia psicológica para sobrellevar el duelo.

Desde su experiencia, Lidia Castro destacó que muy trascendental convivir con la pareja antes de contraer matrimonio.

“Antes de decidir casarse, se debe conocer mejor a las personas. No le veo nada malo en convivir como pareja antes del matrimonio, por que así verían si en verdad están listos para compartir una vida, esa es la idea de casarse”, sugirió, para evitar divorciarse apenas un par de años después de haberse jurado amor eterno.